Fin del sainete. Por el momento. Esta mañana el Govern ha decidido cambiar la pancarta del Palau de la Generalitat que exhibía un lazo amarillo y una frase en favor de la libertad de los "presos políticos y exiliados", por otra con la misma frase y un lazo blanco con un trazo rojo, simbolizando la reivindicación de la libertad de expresión. Un símbolo similar se exhibirá colgado de un balcón del Palau. Lo ha hecho apenas unas horas antes de que la Junta Electoral Central (JEC) se reúna en Madrid para decidir sobre la actitud de Torra.

Supuestamente se cumple así, ahora sí, y como avanzó ayer SER Catalunya, el mandato de la Junta Eletoral, una semana después, y tras haber incumplido en dos ocasiones con los plazos que dio la JEC al 'president' para que cumpliera una resolución que, a instancias de Ciutadans, le obligaba a retirar los lazos amarillos y las 'estelades' de los edificios públicos con motivo del periodo electoral y para garantizar la neutralidad institucional.

Torra ha remitido tres escritos a la JEC alegando que los símbolos en cuestón no son partidistas y apuntando que no tiene posibilidad material de garantizar que se ejecuta el mandato en todos los edificios públicos. La posición de Torra, en contra de criterios jurídicos y políticos en el seno de la Generalitat, se mantuvo hasta este jueves, tras haber recibido -el pasado viernes, es decir, seis días antes- un informe del Síndic de Greuges que recomendaba hacer caso a la Junta Electoral, si bien reivindicaba la libertad de expresión en el resto de los períodos políticos, pero no el período electoral. El Govern dijo el martes que esperaba el resultado del informe del que ya disponía, cuando en realidad lo que esperaba eran tres aclaraciones técnicas solicitadas por Torra a Ribó.

Informe del Síndic, escaso seguimiento

Mientras esta polémica se mantiene, el propio Síndic, Rafael Ribó, ha presentado este jueves en el Parlament su informe anual, con una agenda de asuntos pendientes en la agenda social y económica, con un seguimiento muy relativo por parte de los diputados, dado que en buena parte del debate no eran ni la mitad de los 135 parlamentarios los presentes en el pleno.