Teresa Rodríguez será la candidata de Podemos Andalucía a la presidencia de la Junta después de haber ganado con holgura las primarias de la formación y recibir el apoyo del 75% de los votantes. Más allá de su designación, el resultado supone un importante aval a su visión más federalista del partido y su proyecto de una formación autónoma de la dirección nacional, en la línea de En Comú Podem o En Marea Galicia, así como la confluencia con IU y el resto de fuerzas de izquierda con la que pretende poner fin a 37 años de gobierno socialista ininterrumpido en la comunidad.

En las primarias han participado 11.531 personas, el 81% de los 14.241 inscritos oficialmente en estas primarias, apenas una cuarta parte de los 45.000 militantes de Podemos Andalucía. Rodríguez, una de las caras más visibles de los Anticapitalistas, ha sido la más votada en las ocho provincias, obteniendo un 75% de los votos gracias al apoyo de los antiguos errejonistas, a los que llegó a enfrentarse en las primarias orgánicas hace ya dos años.

La candidatura auspiciada por la dirección nacional y representada por Isabel Franco -diputada en el Congreso que dejó su puesto en la dirección regional con duras críticas a Rodríguez- ha obtenido un 22% de los apoyos. La tercera candidata en liza, la concejala granadina Leticia García, apenas tenía posibilidades y ha arrancado el 3 por ciento de los votos.

Primarias conjuntas con IU

Rodríguez ha obtenido los puestos de salida en todas las provincias, además de los números dos y tres en la mayoría de ellas. No obstante, el modelo de selección de candidatos elegido para las primarias (sistema Dowdall) garantiza el acceso de los críticos a las listas electorales, ya que la candidatura ganadora tendrá un peso del 60 por ciento en las listas, y un 40% la segunda. Así, la lista electoral se formará mezclando nombres de una y otra, pero deberá someterse ahora a unas primarias conjuntas con IU. Aquí es donde de nuevo saltarán las chispas con Madrid, ya que la dirección nacional mantiene sus dudas al no estar contemplado este proceso en el reglamento de Podemos.

Pero el enfrentamiento entre Madrid y Rodríguez viene por el choque entre dos visiones del partido, el centralismo que defiende la dirección nacional y la autonomía que propugna la andaluza, con la tesis de que en Madrid no entienden a la región y que de igual manera que “las elecciones en Andalucía no se ganan en Madrid, las generales no se ganan sin Andalucía”, insistiendo en que no querían ser una mera “sucursal”. Rodríguez ya lo dejó claro en el debate entre candidaturas: “Por evitar las baronías territoriales, Podemos está auspiciando una monarquía. Y eso no es justo”.

La actual dirección regional ha defendido desde sus comienzos el andalucismo, el mismo que ha aupado al PSOE-A durante casi 40 años, en el sentido de no querer ser más que la formación que el partido tiene en otras comunidades como Catalunya o Galicia, con estructura orgánica propia e incluso grupo diferenciado en el congreso, pero tampoco menos.

Una visión más federalista

Se trata de una visión más federalista del partido morado que quedó en minoría en el Congreso de Vistalegre 2 en el 2016, y que la lista alternativa encabeza por Franco ha afeado que trate de imponer ahora por su cuenta. Incluso llegaron a acusar a Rodríguez de haber registrado por su cuenta y en la clandestinidad una nueva denominación para la confluencia con IU, Marea Andaluza, en el que no aparecía el nombre Podemos y que entendían como un claro intento de disolver a la formación en Andalucía.

Y es que esa confluencia tendría un nuevo código ético pactado con IU, un reglamento interno distinto, un censo de inscritos paralelo y, en definitiva, una posición de igual a igual con la coalición de izquierdas que Madrid mira con recelo. “Ante me corto las manos que hacer desaparecer a Podemos”, zanjó Rodríguez, quien dobló el pulso asegurando en las últimas horas que si no ganaba las primarias, daría un paso atrás.