La difusión de una parte del contenido de la sentencia del juicio del procés sorprendió este sábado a todos los poderes del Estado en el desfile del Doce de Octubre, en la Castellana de Madrid. Al acabar, la mayoría de los representantes de la política y del poder judicial acudieron al Palacio Real, donde Felipe VI ofreció su tradicional recepción para celebrar la fiesta nacional. Los periodistas que estaban mezclados con los más de 1.200 invitados en el Comedor de Gala se fueron rápidamente hacia el presidente de la sala de lo penal del Supremo, Manuel Marchena. El magistrado mostró su disgusto con las informaciones sobre el inminente fallo, que en principio tenía previsto comunicar el lunes, e insistió en no comentarlas porque puede haber discrepancias hasta el último momento y una sentencia, añadió, no es tal hasta que no la ha firmado el último juez.

Pocos minutos después habló el presidente en funciones, Pedro Sánchez (PSOE) que, como Pablo Casado (PP) y Albert Rivera (Cs), prefirieron esquivar el asunto hasta no conocer el contenido oficial de la resolución. El jefe del Ejecutivo sí que anunció que hará una declaración institucional en el Palacio de la Moncloa cuando el fallo se haga público y se mostró confiado en que la Generalitat respete la legalidad, aunque teme que el impacto en Cataluña dé paso a días difíciles y complejos.

Sánchez insistió en que su Gobierno, pese a estar en funciones, está preparado para cualquier escenario y ha tomado buena nota de los acontecimientos del 2017. Lo digo sin intención de crítica, pero hemos aprendido, declaró en una conversación informal con los periodistas antes de añadir que espera que los dirigentes de JxCat y ERC también hayan aprendido. En este contexto mostró su preocupación por el pleno que los grupos soberanistas barruntan celebrar esta misma semana. El líder del PSOE dijo que confía en que hayan tomado nota del aviso del Tribunal Constitucional sobre las consecuencias penales si incurren en ilegalidades. Están apercibidos y la Mesa sabe lo que hay, subrayó.

EL EFECTO "BALSÁMICO" DEL SENTENCIA

El jefe del Ejecutivo en funciones añadió que, si debe adoptar alguna medida extraordinaria para garantizar la seguridad o el funcionamiento de las instituciones catalanas, se pondrá en contacto con los dirigentes de los otros partidos para tratar de compartir las decisiones y buscar el máximo apoyo posible. En este sentido, Casado apuntó más tarde que ha hecho saber a Sánchez en varias ocasiones que podrá contar con el PP. El Gobierno tiene esa red, añadió. Le he dicho que aquí estamos para whatever it takes para lo que sea necesario, tomando la famosa frase que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, dijo en 2012 para defender el euro.

El máximo dirigente de los populares no se atrevió a adelantar el impacto en la sociedad catalana del fallo aunque cree que, en los líderes independentistas, las penas de cárcel tendrán un efecto balsámico. Más claro habló el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que confía en que las críticas al contenido de la resolución se muestren de forma pacífica.

EL OPTIMISMO DEL PP

Las informaciones sobre una parte de la sentencia se impusieron en las conversaciones de los múltiples corrillos y desplazaron los comentarios sobre el bloqueo político y las elecciones del 10 de noviembre. Sánchez remarcó que hasta la peor encuesta da al PSOE como ganador mientras Casado, pese a decir que no quería caer en el triunfalismo, se mostró optimista con que algunos sondeos den al PP 100 escaños y al PSOE 120. Solo son 20 de diferencia, añadió sugiriendo que es posible que su partido quede primero.

El líder de los populares reconoció que no critica a Ciudadanos porque puede necesitarlo tras el 10-N si los resultados permiten la suma de la derecha y celebró que Vox ya no dé miedo. A pocos metros de Casado estaba precisamente el presidente del partido ultra que, pese a estar de estreno en el Doce de Octubre, pasó desapercibido. También fue la primera vez en la recepción para las presidentas de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y de Navarra, María Chivite. Volvieron a causar baja, como es habitual, los jefes de los Ejecutivos de Cataluña, Quim Torra, y País Vasco, Íñigo Urkullu.