El Tribunal Supremo volvió a rechazar ayer la libertad de los nueve dirigentes independentistas encarcelados por el procés y que se les apliquen medidas alternativas a la prisión. Los magistrados consideran que el riesgo de fuga sigue siendo «intenso», ya que «es un hecho notorio» la existencia fuera del territorio de «estructuras de poder organizadas», puestas «al servicio» del soberanismo, «que han tomado la determinación» de sustraerse a la acción de la justicia.

El auto subraya que algunas «autoridades y miembros actuales» del Govern y del Parlament se han desplazado para mantener reuniones «con las personas integrantes de tales estructuras, algunas de ellas también procesadas en esta causa y declaradas en rebeldía», entre las que destaca el expresident de la Generalitat, Carles Puigdemont. Esta realidad, al entender de los magistrados, «intensifica claramente el riesgo de fuga», pues confirma «la existencia de cierta infraestructura en el extranjero, con presencia, insistimos, de procesados en esta causa ya huidos de la justicia que podría facilitar» la huida de los procesados ahora en prisión. La resolución recuerda la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) que exige, para valorar el riesgo de fuga, ponderar la existencia de «contactos en el extranjero» que puedan facilitar la huida.

El tribunal refuerza también las razones que justifican el encarcelamiento y señala las diferencias entre la situación que afecta a los líderes del procés y la del disidente turco amparado por el TEDH Selahattin Demirtas, a quien se le dio la razón en una sentencia dictada en noviembre de 2018. En la línea de este fallo, las defensas de los acusados entendían que la Sala Segunda del Tribunal Supremo no había motivado suficientemente la no adopción de medidas alternativas a la prisión.