El hecho de que el presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, haya adelantado las elecciones generales al 28 de abril hace que se mezclen inevitablemente los procesos de elección de candidatos a estos comicios, los legislativos, con los autonómicos, locales y europeos, previstos para mayo. También se solapan los escollos y tensiones internas que producen estos procesos. Así, el equipo de Sánchez ha vivido estos días el pulso que se le presentaba desde sus filas andaluzas y las reticencias a colocar a ministros en los primeros puestos para optar al Congreso mientras que, en Madrid, su apuesta por Pepu Hernández para la alcaldía se veía peligrar por la cantidad de adversarios (algunos potentes) que le salieron en las primarias. Al final ambos asuntos se han resuelto de manera favorable para los intereses del secretario general.

Se supo anoche que Hernández, el exseleccionador de baloncesto, será el aspirante socialista para el ayuntamiento madrileño. Se impuso finalmente a todos sus adversarios en primarias por amplia mayoría. El exalcalde de Fuenlabrada Manuel de la Rocha quedó en segunda posición y, en tercera, el edil en el Ayuntamiento de la capital, Chema Dávila. Con los holgados resultados del aspirante al que avalaba sin disimulos Sánchez, ya no será necesaria segunda vuelta al haber acaparado más del 50 por ciento del voto emitido por los afiliados del partido, según recoge el reglamento de primarias. Un motivo de tranquilidad para el jefe del PSOE.

El otro es cómo se ha ido desinflando el suflé en Andalucía, donde todo apuntaba a que se le iba a presentar batalla por la composición de las candidaturas para el Parlamento. Allí finalmente ha habido algunas cesiones, pero no consenso. Las direcciones provinciales del partido en Andalucía aprobaron también este sábado sus propuestas de listas para el Congreso que, tal y como se deseaba en el cuartel de Ferraz, estarán encabezadas por cuatro ministros de Sánchez o miembros de la Ejecutiva federal. Los ministros de Hacienda, María Jesús Montero; Agricultura, Luis Planas; Cultura, José Guirao; e Interior, Fernando Grande-Marlaska, encabezarán Sevilla, Córdoba, Almería y Cádiz, como pretendía el presidente. Pero hasta ahí llega la integración puesto que, el resto de nombres que completarán los listados son afines al susanismo.

EL DESAFÍO DE SEVILLA / El desafío mayor -y simbólico- se mantiene en la provincia de Sevilla, la agrupación de la propia Díaz y donde la cúpula del PSOE aspiraba a tres de los cuatro primeros puestos. Pero solo se les ha concedido dos nombres y, en cambio, se ha incluido a uno de los vetados por Sánchez. Desde la dirección regional reprochan el supuesto inmovilismo de la dirección para justificar su posición. Es igual. Saben y asumen que esas candidaturas serán modificadas en mayor o menor medida la próxima semana, cuando hayan de ser ratificadas por el Comité Federal. Lo que no ceden los susanistas es su capacidad de hacer ruido y retan a que sean los mismos que dieron voz a las bases cambiando el reglamento en el 39º Congreso «quienes al menos asuman el desgaste de enmendar a la militancia». La confección de las listas para las generales ha sacado a la luz de nuevo el latente conflicto Sánchez-Díaz, pese a que se había dejado en hibernación tras el desastre de las elecciones andaluzas. La convocatoria de las generales ha hecho posible que se haya podido ver ya a la expresidenta andaluza pedir el voto para el líder de su partido en distintos actos.