Pedro Sánchez tiene envidia. Y no precisamente sana. Envidia de todos los alcaldes socialistas que desde el 26 de mayo -tras las elecciones municipales- están gobernando con plenas capacidades. Él no. «¿Qué justifica que estemos bloqueados?», se lamentó durante su intervención en el Consejo de Política Municipal, celebrado ayer en Toledo. El presidente del Gobierno en funciones pidió a su todavía socio preferente, Unidas Podemos, que dé «un paso al frente» para desbloquear la enquistada negociación para su investidura.

Recordó Sánchez que existe un «riesgo cierto» de ir a elecciones. No es el escenario que él quiere. Quiere que en noviembre los españoles no vayan a votar, sino que vean a los socialistas trabajar junto al partido morado luchando a favor de la igualdad entre hombres y mujeres, apostando por un pacto educativo, incluyendo en el Sistema Nacional de Salud el derecho a una muerte digna y la eutanasia, aumentado los salarios, protegiendo las pensiones y dando vía libre a la financiación local y autonómica.

SIN NUEVOS GUIÑOS / No les ofreció nada en particular (que no haya ofrecido ya). Simplemente, quiere que Unidas Podemos asuma los resultados electorales y apoye un Gobierno progresista. Sánchez puntualizó que el PSOE no está pidiendo el apoyo a los partidos de derecha de cara a la investidura, como le acusan desde las filas moradas. «A la derecha solo le he pedido que asuma el resultado electoral y que apueste por una abstención técnica. Pero no espero nada de ellos, no van a apoyar al PSOE. Les falta lealtad institucional».

Con más momentos bajos que altos, las conversaciones con Unidas Podemos duran desde las elecciones del 28 de abril, comicios provocados después de que «los independentistas y la derecha» tumbaran los Presupuestos. Una vez sentados a la mesa, Sánchez reprochó a la formación liderada por Pablo Iglesias que solo ha sabido decir «no» a todas sus propuestas.

El presidente del Gobierno en funciones argumentó su petición a Iglesias sacando pecho de los últimos resultados electorales conseguidos por el PSOE, cuyo número de escaños dobla a los de la segunda fuerza política, el PP. «Entre Unidas Podemos y nosotros hay 81 escaños de diferencia».

Por último, Sánchez destacó que el PSOE sí que garantiza la unidad de España porque es el único partido «que puede presumir de gobernar de esquina a esquina toda España» tras las elecciones de mayo.