Pedro Sánchez quiere que la sentencia del Tribunal Supremo sobre el 'procés' sirva para abrir una "nueva etapa". El fallo de los magistrados, que no aprecian rebelión y optan por condenar por sedición a los principales dirigentes independentistas, debe suponer un punto de inflexión a ojos del presidente del Gobierno. Un nuevo marco en el que la Generalitat deje a un lado definitivamente la ruptura de los principios constitucionales y asuma el "naufragio de su proyecto". Si el independentismo se dirige por este camino, encontrará al Gobierno "dispuesto a contribuir al diálogo". Y si no lo hace, el Ejecutivo central, que se mantendrá "atento", piensa "garantizar el respeto a la legalidad", aplicando llegado el caso el 155 y la ley de seguridad nacional, instrumentos que Sánchez ha evitado citar este lunes. En todo caso, ha subrayado el presidente, el Gobierno apuesta por el "cumplimiento íntegro" de la sentencia, descartando así los posibles indultos y también la amnistía que piden JxCat y ERC.

"El Gobierno siempre contribuirá al reencuentro de la sociedad catalana. Catalunya tiene que dialogar con Cataluña. Su problema no es de independencia, sino de convivencia. La Generalitat y el Parlament deben asumir la responsabilidad de representar a todos los catalanes. Si así lo hacen, encontrarán al Gobierno dispuesto a contribuir al diálogo", ha señalado Sánchez en la Moncloa, durante una declaración en la que no ha admitido preguntas. "A partir de hoy, si dejamos de lado los extremismos, podemos empezar una etapa nueva, con vuelta a la concordia", ha subrayado.

Pero el presidente ha dado por hecho que vienen momentos difíciles a corto plazo, con movilizaciones sociales y retóricas encendidas que el Ejecutivo, a las puertas de las generales del próximo 10 de noviembre, espera que no conduzcan a la violencia. "En estos días vamos a asistir a los estertores de una etapa superada", ha anticipado el líder del PSOE, que ha defendido una "nueva etapa" en la que "el método será siempre el diálogo" y "la regla, la Constitución española".

El líder socialista se ha detenido en las bondades de la Carta Magna, bajo cuyo ordenamiento, ha dicho, "nadie es juzgado por sus ideas o por defender un proyecto político". También ha aplaudido a los magistrados del Supremo, que han dirigido un proceso con "transparencia y plenas garantías", por lo que ahora solo cabe "acatar" el fallo, garantizando su "cumplimiento íntegro". Porque lo que se ha juzgado, ha explicado Sánchez, es la vulneración de los principios constitucionales de "igualdad, diversidad territorial e inviolabilidad de la integridad territorial" por parte de los dirigentes independentistas, que "fracturaron la convivencia", "atropellaron el Estatut y quebrantaron unilateralmente la ley" y "atacaron los derechos y libertades del conjunto de catalanes y españoles".

En castellano e inglés

Sánchez ha empleado primero el castellano y después el inglés. El Gobierno está preocupado por cómo será interpretada esta sentencia en el extranjero, y fuentes de la Moncloa señalan que uno de los fallos de Mariano Rajoy como presidente en todo este conflicto fue minusvalorar el impacto internacional del 'procés'. A primera hora de la mañana, de hecho, el Ejecutivo distribuía un vídeo en el que la vicepresidenta, Carmen Calvo, y ocho ministros ensalzaban en varios idiomas la democracia española.

Y esta tarde, en aras de la unidad que reclama al resto de partidos, Sánchez llamará a Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias. "No queremos que los líderes políticos se sitúen detrás del Gobierno, sino delante del Gobierno, como hicimos nosotros tras el 1-O", explican los colaboradores del presidente en funciones.

El escenario electoral

Hace unos días, un veterano dirigente del PSOE analizaba la situación preelectoral, a menos de un mes de las generales del 10 de noviembre, las cuartas en cuatro años. El socialista se detenía en la necesidad de movilizar a su electorado, que todavía, explicaba, no había despertado del todo. En la importancia de explicar bien los motivos de la repetición de los comicios. En la apuesta de Sánchez por acudir de nuevo a las urnas, muy arriesgada a su juicio. Y en cómo estaban los adversarios de un PSOE por el momento estancado en el entorno de sus 123 diputados actuales. "Pero todo esto -dijo-, cambiará el próximo lunes, cuando se conozca la sentencia".

Desde que se conoció que el Supremo no iba a apreciar rebelión, optando por las penas más leves de la sedición, una sensación de alivio recorrió el entorno de Sánchez. El pasado noviembre, poco después de llegar los socialistas al poder, la Abogacía del Estado, que representa y depende del Gobierno, presentó su escrito de acusaciones. Hasta entonces, había defendido la existencia de rebelión, pero en el último momento acusó por sedición. La apuesta fue controvertida, y entre otras cosas provocó la salida del abogado del Estado que había dirigido esta iniciativa (Edmundo Bal, ahora diputado de Cs), pero ahora se ha visto refrendada por los magistrados.

El Ejecutivo interpreta que su estrategia se ha visto refrendada por el fallo, y ahora cree que el mensaje de "ley y diálogo" que enarbola será el que se acabe imponiendo en la ciudadanía, en especial si no hay graves incidentes en las calles catalanas o por parte de la Generalitat y los partidos independentistas. A las puertas de las generales, los socialistas anticipan que Sánchez, que en los últimos tiempos ha endurecido su discurso, poniendo sobre la mesa la posibilidad de aplicar el 155 de la Constitución y la ley de seguridad nacional, será visto en las urnas como el "único que puede arreglar este problema".