Pedro Sánchez busca sacar el olor a naftalina que quedó en el Gobierno tras siete años de Mariano Rajoy. Es una de las ideas fuerza en las que trabaja aceleradamente su equipo, convencido de que el exdirigente conservador transmitía una imagen obsoleta del poder a una sociedad más moderna que sus instituciones. El presidente apela ahora a un "cambio de época", a "salir del letargo", a "poner el Gobierno a la hora de España". Va a los conciertos de Vetusta Morla y The Killers. Corre en los jardines de la Moncloa, quién sabe si escuchando la lista que su Ejecutiva ha elegido para la cuenta que tiene el PSOE en Spotify.

El presidente asume que no puede dejar de miar a su electorado senior (son mayoría [ver gráfico]), pero sabe también que no ganará las próximas elecciones si no persuade a los jóvenes. Y en ello están sus asesores. Tratando de construir el perfil de un líder que por una parte aporte seguridad a los mayores (pensiones, pagas de viudedad, uso de los símbolos presidenciales), mientras busca empatizar con una juventud que transita del discurso de la impugnación al del nuevo orden.

Esa cohorte electoral, desde los 'millenials' hasta los 45 años, apostó por Unidos Podemos (sobre todo) y Ciudadanos (algo menos) en las elecciones legislativas del 2016. Ahora, la caída de los de Pablo Iglesias y el ralentizamiento de los de Albert Rivera empiezan a nutrir al PSOE en las encuestas, pero el movimiento de fondo hacia la abstención y la volatilidad del voto dejan toda predicción en el aire.

Para ganar los próximos comicios, todavía sin fecha, Sánchez necesita más votos del electorado joven y para ello es vital quitarle canas al PSOE, un partido con un estereotipo de marca envejecida y con militantes cuya edad media es de 58 años.

HIJOS QUE INFLUYEN EN PADRES

¿Por qué es tan sustantivo el peso del electorado junior? Los expertos electorales entienden que, en la sociedad emergida del 15-M, los jóvenes son prescriptores del voto. Es decir, ahora ya no son los hijos los que copian el voto de sus padres, como sucedía históricamente, sino que son (cada vez más) los hijos los que influyen sobre las opiniones políticas de sus progenitores. Desde la Transición, era el voto de las clases medias-altas ilustradas el que influía y anunciaba la tendencia que estaba por llegar. Cada vez más ese termómetro son los jóvenes. De ahí la importancia de conquistarles. Cuidado. A unos más que a otros. Los que tienen estudios superiores son más aplicados y votan (aunque cambian de partido); los jóvenes con escasa formación son el colectivo más abstencionista.

Rajoy, por primera vez en la historia democrática de España, fue investido presidente sin ganar en el electorado por debajo de 35 años. ¿Podría Sánchez repetirlo?

"El PSOE no puede gobernar solo con sus apoyos del 2015 o 2016, necesita incorporar voto de Unidos Podemos (antiguos votantes PSOE en el 2011) y recuperar voto prestado a Cs. En ambos casos la cohorte más favorable al cambio son los jóvenes, por dos motivos: son mayoritarios (en ambas formaciones) y son los que menos lealtad partidista tienen respecto de Unidos Podemos y de Cs", sostiene el sociólogo y director de Asuntos Públicos en Llorente y Cuenca, Joan Navarro. En su opinión, "la batalla se juega en la confianza entre los menores de 35 años, pues vacían directamente a los partidos rivales".

El PSOE cuenta con un dato alentador: vuelve a liderar la intención de voto en el electorado menor de 45 años, según concluye el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Quien observó en microscopio la evolución del electorado socialista durante 30 años, Ignacio Varela, argumenta que "es imprescindible en la estrategia de Sánchez recuperar el voto joven, que es donde ha sufrido un daño estructural", pero subraya las dificultades que entraña "sintonizar" con esa población, cuando "el estereotipo del PSOE es una marca envejecida", ajena a los que solo han vivido el declive de los socialistas.

Según el CIS (sin cocina, [ver gráfico]) el PSOE adelanta cinco puntos a Podemos en el electorado de 18 a 25 años y más de 10 puntos en la horquilla de 25 a 35 años, que era un nicho de los morados y donde ahora experimenta su caída más tormentosa.

¿QUIÉNES SON LOS QUE VUELVEN?

Con Sánchez a la Moncloa, el PSOE parece haber recuperado la hegemonía en el voto juvenil. Sin embargo estas cifras encierran también debilidades. ¿Quiénes son esos electores jóvenes que parecen dispuestos a votar a Sánchez? ¿Cuántos de los simpatizantes de Unidos Podemos acabarán en la urna del PSOE y cuántos en la abstención del desencanto?

Nadie tiene respuestas seguras, pero sí hipótesis.

Joan Navarro, considera que Sánchez puede apuntar "a los menos ideologizados, los que se identificaban más con [Íñigo] Errejón que con [Pablo] Iglesias, votaron a Podemos pensando que podían ser una fuerza de Gobierno, no solo de oposición. Son más pragmáticos y empezaron su ruptura tras el fracaso de la investidura de Sánchez en el 2016. Nunca habrían votado al PSOE de [Alfredo Pérez] Rubalcaba, (ni al de [Susana] Díaz), pero sí al de Sánchez, más si éste aporta haber arrebatado el Gobierno a la derecha".

Ignacio Varela coincide en este último aspecto. "Sánchez sube porque le premian por haber echado a Rajoy. Las ganas de echarle eran tan intensas que Sánchez se ha convertido en un héroe. La cuestión es si su subida en el CIS es una tendencia que se consolida o un fenómeno coyuntural", advierte.

En su opinión, el voto por debajo de 45 años que ahora votaría a Sánchez es de exsocialistas que se marcharon en el 2015, no de errejonistas desencantados ("lo de Errejón es pensamiento estructural, no existe").

1M EN LA ABSTENCIÓN DE IZQUIERDAS

Para Varela, el voto duro de Unidos Podemos, exvotantes del PCE y de IU, difícilmente irá a los socialistas "porque se han educado en el sentimiento anti-PSOE". Navarro comparte que Sánchez tiene otra alternativa: obtener el millón de votos que Unidos Podemos perdió silenciosamente entre el 20-D y el 26-J y se fue a la abstención. Buena parte de ellos son exvotantes del PSOE, recuperables en la medida en la que se han vuelto a sentir apelados tras la vuelta de Sánchez a la secretaría general.

El CIS indica que la fuga sigue abierta. Desde el 26-J al último barómetro, Unidos Podemos ha perdido en pos del PSOE 728.000 votos y otros 1,2 millones se han ido a la abstención.