Pedro Sánchez vio este miércoles recompensados sus esfuerzos, a primera vista contradictorios, por evitar que el PSOE gobierne en Navarra. Después de que la dirección del partido avisara a los socialistas de la comunidad foral de que no tenían su apoyo para hacerse con la presidencia autonómica, a través de un pacto con otras fuerzas que incluye la abstención de Bildu, al jefe del Ejecutivo en funciones se le despejó un poco más el escenario de su investidura. Unión del Pueblo Navarro (UPN), que tiene dos diputados en el Congreso, se abrió a abstenerse ante Sánchez a cambio de que el PSOE permita que gobierne la derecha en la autonomía, donde los foralistas se presentaron con el PP y Cs bajo la coalición Navarra Suma.

El movimiento tiene una enorme importancia para las sumas que manejan los socialistas. Todo puede acabar pasando por Navarra, y también por Canarias, hasta el punto de que el presidente en funciones, según explican sus colaboradores a este diario, no tiene pensado empezar a negociar su reelección hasta que se resuelvan los gobiernos de ambos territorios.

Para no tener que depender de los independentistas catalanes, Sánchez necesita, al menos, la abstención de los dos representantes de Coalición Canaria (CC) o de UPN. Las cuentas son estas: el PSOE (123), Unidas Podemos y sus satélites (42), el PNV (6), Compromís (1) y el Partido Regionalista de Cantabria (1) apoyarían la investidura, alcanzando 173 votos. En contra tendrían al PP (66), Cs (57), Vox (24), ERC (15), Junts per Catalunya (4, al no haber sustituido a los tres diputados suspendidos) y Bildu (4), que sumarían 170. Después estarían los dos parlamentarios de UPN y los dos de CC, pero a Sánchez le bastaría la abstención de alguno.

«Estamos abiertos a analizar acuerdos que consigan que los independentistas no decidan la política de España», dijo Javier Esparza, líder de UPN, tras reunirse con el Rey, dentro de la primera ronda de contactos en la Zarzuela.

Todo es muy incipiente. Tanto, que varios de los dirigentes que se vieron con Felipe VI trasladaron después su sorpresa por la ausencia de movimientos de Sánchez. El presidente no tiene ningún apoyo atado, y el elemento principal, Podemos, insiste en una fórmula de coalición a la que se resisten los socialistas.

El panorama tampoco está despejado en Navarra. La líder de los socialistas en la comunidad, María Chivite, sigue apostando por lograr la presidencia. La dirección socialista ya le ha dicho que por ahí no, pero evita una desautorización frontal. «Estamos en un desmarque. No queremos desestabilizar. Hay que ver hasta dónde llega. Si quisiéramos haberlo parado, ya lo habríamos hecho. Y lo pararemos, llegado el caso», señalan fuentes de la cúpula del partido, que recuerdan que son ellos, a través de la comisión de pactos, quienes deben dar el visto bueno a todos los acuerdos.

ESCOLLOS / Pero la otra opción, que pasa por que el PSOE se abstenga y deje gobernar a la derecha en Navarra a cambio de que UPN se abstenga y deje gobernar a la izquierda en España, también está repleta de escollos. No tanto por el flanco de la derecha, como por el de la izquierda. Chivite entona estos días el mismo «no es no» que Sánchez protagonizó en el 2016 frente a Mariano Rajoy, y aunque finalmente renunciara a gobernar, su abstención debería ser refrendada por la militancia socialista en la comunidad.

El desenlace de una consulta interna de este tipo, tan traumática, es imprevisible. Y después está el PNV. Los socialistas anticipan que «encarecerá su precio» por apoyar a Sánchez si UPN, el PP y Ciudadanos acaban gobernando Navarra.

Mientras tanto, desde Canarias, el otro flanco que Sánchez observa de cerca para preparar su investidura, el presidente recibió malas noticias. «Ni por abstención ni por apoyo, CC va a facilitar un gobierno que sea de coalición o tenga un acuerdo programático con Podemos», señaló la portavoz de Coalición Canarias, Ana Oramas, en cuya comunidad los bloques de izquierda y derecha están muy igualados y dependen del apoyo del partido del exsenador socialista Casimiro Curbelo, expulsado del PSOE tras ser detenido en una sauna.

Varios de los dirigentes que incluyen Unidos Podemos fueron a la Zarzuela. Todos insistieron en un Ejecutivo conjunto; todos explicaron, extrañados, que no habían tenido contacto con el PSOE. Sánchez no tiene prisa. Tampoco por explicarse. El presidente no da una rueda de prensa desde el 28-A y no está previsto que lo haga hoy.