Pedro Sánchez tiene que hacer complicados equilibrios. Necesita a ERC y el PDECat para aprobar los Presupuestos y culminar la legislatura, pero también debe defender al sistema judicial español frente a los ataques del independentismo. A las puertas del juicio al procés, que comenzará el próximo martes en el Tribunal Supremo, el líder socialista se convirtió ayer en el primer presidente del Gobierno que viajó a Estrasburgo (Francia) para visitar el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), el organismo al que los dirigentes independentistas piensan recurrir si son condenados. Sánchez ensalzó la independencia de los jueces y cargó contra las «fake news» del independentismo.

«España es una democracia plena, que defiende la independencia judicial y tiene uno de los sistemas judiciales más garantistas del mundo. En tiempos de fake news, apelo a la fuerza de los datos constatados», dijo el jefe del Ejecutivo en el Consejo de Europa, la institución a la que pertenece el TEDH.

En uno de los momentos más complicados de su mandato, Sánchez no se refirió directamente a la inminente vista en el Supremo. Tampoco a las acusaciones de la derecha de que está «traicionando» a España al aceptar, como reclamaban ERC y el PDECat para no vetar los Presupuestos, que un relator se incorpore a la mesa de partidos catalanes que exploran una solución política a la crisis territorial, una iniciativa que ha provocado fuertes críticas de pesos pesados del PSOE, el último de ellos Felipe González. Pero sus palabras pueden aplicarse a ambas situaciones.

«Siempre habrá relatos falsos para movilizar el odio y la crispación. Es la propia democracia la que está en juego si permitimos que esos relatos se impongan -dijo el presidente-. Cuando se prima la crispación frente al acuerdo, la ruptura unilateral frente a los consensos, cuando se recurre a la mentira, cuando se promueven agravios o nostalgias inventadas, la democracia se resiente».

Mientras tanto, el malestar en el seno del PSOE por la figura del relator no amaina. Presidentes autonómicos como el castellano-manchego Emiliano García-Page insisten en pedir al secretario general que convoque al Comité de Política Federal, que reúne a todos los líderes territoriales del partido, para explicar esta decisión. Pero Sánchez no tiene previsto dar este paso. Por el momento, toda la pedagogía se reduce a un argumentario interno en el que la dirección socialista defiende al relator, cuyo nombre aún no ha sido pactado por el Gobierno y la Generalitat, como «garantía de transparencia».

Las explicaciones no han convencido a los críticos con la iniciativa. Entre ellos, a González. En un vídeo difundido ayer a través de su fundación, el expresidente fue categórico. «No necesitamos relatores -dijo-. Me preocupa mucho la degradación institucional».