Muchos dirigentes del PSOE descubrieron que habían elegido a un secretario general distinto a sus antecesores cuando vieron en la televisión a Pedro Sánchez colgado de un aerogenerador, a 80 metros de altura. Fue a finales del 2014, con Sánchez recién llegado al liderazgo socialista, en el programa de televisión de Jesús Calleja.

Ayer, cuatro años y medio más tarde, tras una trayectoria en la que ha sido forzado a dimitir por su partido, ha recuperado el mando socialista contra todo pronóstico, ha ganado una moción de censura por vez primera en la historia y ha adelantado elecciones tras el fracaso de los Presupuestos, Sánchez y Calleja se volvieron a ver en otro acontecimiento inédito en la política española. El líder del PSOE es el primer presidente del Gobierno que publica un libro estando en la Moncloa, y el presentador y otra compañera del gremio, Mercedes Milá, conversaron sobre el texto, Manual de resistencia (Ed. Península), puesto a la venta dos días antes. Fue un acto ligero, desenfadado, con Sánchez deteniéndose sobre todo en las primarias que ganó a Susana Díaz, un relato que ahora busca recuperar ante las generales del 28 de abril. «Quien tiene que movilizarse es la sociedad, igual que se movilizó la militancia para defender a su organización», dijo.

Pero también hubo sorpresas. Sobre todo, sus elogios a Mariano Rajoy, con quien pactó hace año y medio otra decisión sin precedentes: la puesta en marcha del artículo 155 de la Constitución. Primero, Sánchez, que anunció que donará los beneficios del libro a «las personas sin hogar», dijo que lo que él es ahora se debe, también, al exlíder del PP. «Lo que vi en Rajoy fue un enorme sentido de Estado del cual yo aprendí también. Y ganamos confianza», explicó. «A Rajoy y a mí nos unió Cataluña», señaló después.

El mensaje le sirvió para pedir a Pablo Casado y Albert Rivera la misma actitud que tuvo él en la oposición. Y por último, se detuvo en cierta metamorfosis de su antiguo adversario: «El Rajoy del último año sí quería cambiar y mejorar las cosas en Cataluña».

La polémica ha planeado sobre este libro desde que se supo de su existencia. Por haberse publicado con Sánchez como jefe del Ejecutivo. Por llevar su nombre pese a no haberlo escrito él, sino Irene Lozano, secretaria de Estado de la España Global, a quien el presidente da las gracias por haber dado «forma literaria a las grabaciones». Y por lo que cuenta: desde la compra de un colchón al llegar a la Moncloa hasta las menciones al Rey, en quien el socialista se apoya para construir su relato, pasando por las críticas a sus compañeros que lo defenestraron. Sánchez no hurgó en los ataques internos. Aun así, dijo: «Los referentes del PSOE son referentes de una sociedad que ya no es».