El martes 23 de mayo por la noche, en Atresmedia, el gran debate electoral de las generales. Será a cinco. Después de semanas de análisis y de una presión ejercida por el resto de candidatos, la dirección de campaña del PSOE ha anunciado que Pedro Sánchez asistirá a esa cita en la que se medirá con Pablo Casado, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Santiago Abascal.

La decisión implica que el presidente del Gobierno rechaza el gran duelo clásico: el cara a cara con el jefe de la oposición. Como avanzó este periódico, la estrategia de los socialistas pasa por no reconocer a Casado ese lugar preeminente de líder de los adversarios, sino en mezclar los tres representantes de PP, Cs y Vox en un mismo magma de las derechas. Con viento de cola en las encuestas, el PSOE no necesitaba especialmente exponerse al riesgo de un debate pero era inconcebible que Sánchez declinase todas las alternativas.

Con este formato, el socialista concede la posibilidad de debatir, reúne a las tres derechas en una nueva fotografía conjunta y no confiere distinción específica a ninguno de sus adversarios. La novedad en esta ocasión es que la cita sea en un medio privado y no en la televisión pública. Salvo nuevos anuncios, Sánchez no estará en el debate a cuatro de TVE.

Tanto Casado como Rivera vienen exigiendo un cara a cara con Sánchez en la lucha que ambos mantienen por encabezar la alternativa al socialista.

Con Vox

Fuentes socialistas explican que Sánchez debatirá con "fuerzas políticas que presentan candidaturas en todas las provincias de nuestro país y que, según la encuesta preelectoral del CIS conocida esta semana, superan el 10% de intención de voto a nivel nacional".

"La democracia es precisamente eso: debatir entre diferentes, entre muy diferentes y contrastar propuestas para España", explican los socialistas, que se abren de esta manera a que su líder confronte también con el candidato del partido de ultraderecha.

La presencia de Vox no es baladí. Responde en gran medida a la obsesión socialista por demostrar que la posibilidad de una suma entre las derechas sigue siendo una realidad. Tener a Abascal debatiendo garantiza visibilizar esa opción ante el electorado y atacar las propuestas más controvertidas que plantea la ultraderecha.