El exconsejero de Asuntos Exteriores Raül Romeva optó ayer por la misma línea que Oriol Junqueras, ambos de ERC y defendidos por el mismo abogado, Andreu Van den Eynde. Se declaró «un preso político», solo respondió a su defensa e incidió en que se enfrenta a «un juicio político», en el que paradójicamente se le permitió realizar un discurso apenas interrumpido por las preguntas de su letrado y en el que calificó de mera manifestación lo ocurrido frente a la Consejería de Economía el 20 de septiembre del 2017, defendió el «derecho de autodeterminación» y el diálogo y denunció que «la carpeta catalana incomoda». «No hubo alzamiento», sentenció.

En el repaso que hizo a qué es democrático y qué no, Romeva se permitió hablar con un tono mitinero. «Las relaciones basadas en la libertad son fructíferas, mientras que las basadas en la represión o el amordazamiento son tóxicas y suelen fracasar», señaló en términos generales para centrarse en el caso concreto: «Lo democrático es negociar en un ámbito político y no en una sala penal», recalcó.

El dirigente independentista repasó su labor internacional, fue eurodiputado, para insistir en que durante su vida política siempre ha apostado por el derecho a la autodeterminación, «como un derecho legítimo» que no está prohibido en ningún tratado internacional ni en la Constitución española. Según Romeva, el suyo «no es un proyecto que vaya contra nadie». «Me defino como un demócrata, un republicano y un europeísta. Circunstancialmente soy independentista. Defiendo un proyecto europeo basado en la no discriminación (…) Quienes defendemos estos valores nos encontramos en el banquillo de los acusados y quienes los amenazan de forma ostensible se sientan en el estrado entre las acusaciones. Este es un hecho que debería incomodar a los demócratas», aseguró sin llegar a citar a Vox. «Cuando uno hace política entiende que para llegar a acuerdos uno tiene que hablar. Si no hay diálogo, no se puede negociar y no hay pacto. Yo pedía hablar. Asumir una realidad que para mucha gente era incómoda. La carpeta catalana incomoda».

Así citó los «20 intentos de establecer y asumir un diálogo en una cuestión que para mucha gente era trascendental para sus vidas». «Si estamos en un contexto de democracia no militante, ¿cómo se puede perseguir el derecho a la autodeterminación? Siempre apelando al civismo, a la concordia, a la no discriminación, al diálogo, a la negociación. En definitiva, haciendo política. Nunca hemos incitado a la violencia», recalcó. Sobre el 1-O, declaró que «la única violencia fue la ejercida» por la Policía Nacional y la Guardia Civil. A preguntas de su abogado sentenció: «Lamento que los que tenían que hacer política no lo hicieron y traspasaron al tribunal una responsabilidad que les correspondía a ellos».