El presidente Mariano Rajoy aseguró este jueves que su Gobierno está tranquilo ante el desafío independentista de convocar un referéndum el próximo 1 de octubre en Catalunya. Frente a los "caminos de ruptura que no llevan a ninguna parte" y esa consulta que "no se celebrará", el político del PP ofreció colaboración a la Generalitat.

Sin mentar el referéndum y sin criticar en esta ocasión ni al president Carles Puigdemont ni al resto de los partidarios de la consulta, Rajoy aprovechó la que puede ser su última visita a Catalunya del curso político para lanzar un mensaje claro: es mejor "conectar con los demás" que dedicarse al "absurdo" de "poner balizas".

Rajoy aprovechó la inauguración del Parador Nacional de Lleida para ensalzar la colaboración entre administraciones, la empatía y el sentido común: el parador "es una imagen elocuente de lo mucho y muy bueno que podemos hacer juntos", en sus palabras.

DE LAS PURGAS AL 3%

Ya en los corrillos, Rajoy explicó a los periodistas que estaba tranquilo porque está seguro de que no va a haber referéndum catalán, por lo que no estima necesario afirmarlo de forma estridente. Pese a su mano tendida, Rajoy se cuestiona si serviría de algo mantener una conversación a corto plazo con Puigdemont, ya que el president ya dejó claro que solo quiere negociar sobre el referéndum, por lo que el Gobierno central no tiene nada que hablar al respecto, al ser algo que está fuera de la ley.

En la misma línea, Rajoy volvió a la tesis de sus últimas declaraciones sobre Catalunya y lamentó que Puigdemont esté relevando a los mandos moderados que había en la Generalitat para situar en su lugar a representantes de las posturas más radicales e independentistas.

En cambio, el presidente no quiso comentar las investigaciones de la Guardia Civil en el Parlament y la Generalitat en el marco del 'caso del 3%' y la implicación del exconseller Germà Gordó.

SIN VILA Y CON PROTESTAS

Rajoy estuvo acompañado en el acto por el ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, y por el alcalde ilerdense, Ángel Ros. El consejero catalán del ramo, Santi Vila, había sido invitado al acto pero excusó su concurso por motivos de agenda, según la versión del Gobierno central. De este modo, el Govern estuvo representado por su delegado en Lleida, Ramón Farré.