Segunda jornada en Sevilla de la convención nacional del PP. O de la convención de Cristina Cifuentes. No hay manera. Ella y su máster se han erigido en protagonistas absolutos. Ni el relanzamiento del partido, ni la futura sucesión de Mariano Rajoy, ni siquiera Cataluña lograron imponerse como materias indiscutibles en esta reunión popular. De todo ello se habló, sí. Y de más asuntos. Pero la presidenta regional y la crisis que arrastra eclipsan al resto. El futuro del Gobierno madrileño es clave para el futuro del propio PP y de la forma y la fuerza con las que afronte los próximos comicios. Todos los líderes del partido lo saben. Incluido Rajoy, que por sorpresa convocó a la prensa para asegurar que él apoya a Cifuentes y que hay que dar tiempo a la investigación judicial para aclarar dudas.

Rajoy vuelve a desempeñar el papel de poli bueno en público con el dirigente de su partido que se encuentra seriamente implicado en un escándalo, en este caso la presidenta autonómica, mientras deja que otros de sus colaboradores, los del aparato, empiecen a diseñar escenarios de salida a la crisis. Gana enteros la posibilidad de acordar un relevo por parte de otro popular en el principal sillón de Madrid si Cifuentes termina por caer. Por el momento, Rajoy opta por darle algo de tiempo a una Cifuentes que se niega a dimitir para no enturbiar más la convención que los populares están celebrando en Sevilla, señalando que es la justicia la que ahora debe pronunciase y que ella seguirá dando explicaciones.

Un máster «legal» / Efectivamente ella ayer volvió a dar su versión: insistió en que hizo un máster de forma «legal» y que tiene documentos para acreditarlo. Subrayó que se siente muy arropada por su partido y que por eso está en este cónclave (se llevó una ovación de sus compañeros y ella les relató lo mal que lo está pasando, según dijo, estos días). Y en la línea argumental que ha venido manteniendo en las últimas horas, incidió en que si la universidad ha cometido irregularidades, tendrá que ser la que haga las aclaraciones pertinentes.

Los dirigentes populares llevaron la procesión por dentro. La convención fue toda una exhibición pública de afectividad a una Cifuentes más que integrada. Hasta se animó a hacer deporte en una cinta andadora colocada en el cónclave para imitar al líder. Su hasta ahora principal valedora, Dolores de Cospedal, la acompañó hasta el plenario antes de la intervención oficial de la presidenta madrileña. El propio Rajoy, que compartió mantel con ella y otros presidentes autonómicos y cargos del partido a la hora de la comida, apuntó que él la respalda y que toca dejar trabajar a la justicia y clarificar lo ocurrido a la Universidad Rey Juan Carlos.

órdago de ciudadanos / Pero mientras todo esto ocurría, era también realidad que los cargos del partido seguían con cierto disimulo y gran preocupación las novedades que llegaron desde Ciudadanos, cuyo apoyo es imprescindible para que el PP siga gobernando Madrid: lanzaron un órdago avisando que o los populares apoyaban una comisión de investigación o exigirían la dimisión de Cifuentes. A los pocos minutos se confirmó el apoyo a esa comisión.

Los naranjas siguen buscando un extraño equilibrio entre no aparentar inmovilismo en este asunto y evitar pasos decisivos. Al fin y al cabo ellos tienen la posibilidad de marcar el final a la presidenta de la Comunidad, que no tiene mayoría. De momento no parece interesarles a los de Albert Rivera algo drástico, aunque está por ver hasta dónde aguantan la presión en un momento en que el PSOE sigue adelante con su moción de censura. Esa que los socialistas Pedro Sánchez y Ángel Gabilondo calificaron ayer de moción «de la dignidad».