Una de las interpretaciones posibles del congreso que el PP ha celebrado el pasado fin de semana es que Mariano Rajoy ha salido tan fortalecido y con el apoyo prácticamente unánime de su partido que podría tener la tentación de adelantar las elecciones si el PSOE se empeña en no facilitar la tramitación de los presupuestos, precisamente en un contexto en el que tanto el Partido Socialista como Podemos están ocupados en sus peleas internas. Sin embargo, el presidente del Gobierno ha dicho de forma contundente este lunes que no va a "convocar elecciones". "Esto es un disparate", ha añadido, argumentando que en el 2016 ya hubo dos citas con las urnas y la situación de inestabilidad "daña" al país.

Aún así, no se ha atrevido a sentenciar que la legislatura durará cuatro años. "Mi intención es que dure lo más que pueda", ha manifestado. Y es que el jefe del Ejecutivo ha asegurado que presentará los presupuestos del 2017 pero también ha admitido, entre líneas, que quizá no salgan adelante ante la negativa del PSOE a apoyarlos.

En los 'Desayunos de TVE' y preguntado por qué le dice su intución, si los socialistas acabarán aceptando la tramitación de las cuentas, ha señalado: "Cuando uno no tiene las cosas claras, conviene no hacer apuestas. Yo digo que voy a intentarlo y los voy a presentar", ha señalado.

LA CONVERSACIÓN CON TRUMP

La entrevista también ha dejado otro titular. Rajoy ha aclarado que élno se ofreció como "mediador" al nuevo presidente de EEUU, Donald Trump, para hacer de interlocutor ante la UE, América Latina y el norte de África, como dio a entender el comunicado oficial de La Moncloa. "Probablemente no nos explicamos bien", ha reconocido el también líder del PP.

Rajoy ha matizado que en la conversación que ambos mandatarios mantuvieron el pasado martes durante 15 minutos explicó a Trump que España tiene "buena interlocución" con dichas zonas del planeta y por tanto "puede ayudar a resolver muchos problemas que hay en el contexto internacional". "Es razonable que yo haga ver la posición de España", ha añadido.

Además, ante las críticas de la oposición por su tibieza con el nuevo presidente estadounidense, ha argumentado que como presidente del Gobierno no puede dedicarse a "criticar" a sus homólogos porque tiene la "obligación" de llevarse bien "con todo el mundo y defender los intereses del país".