Se acerca la reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra y la Generalitat necesita mantener vivo el pulso para evitar que los gestos de distensión del Gobierno central le arruguen el guión del maltrecho proceso secesionista. El presidente catalán ha aprovechado su viaje de esta semana a Washington para caldear la cita en la Moncloa del próximo lunes, una estrategia que de momento el Ejecutivo socialista intenta esquivar acelerando incluso una medida de alto contenido simbólico: el acercamiento de los políticos independentistas presos a Cataluña. Sánchez activó ayer el proceso con el beneplácito del juez Pablo Llarena.

Poco antes de esta decisión, la tensión por el conflicto catalán se desbordaba a borbotones en la madrugada del miércoles al jueves durante la recepción privada que el Instituto Smithsonian, uno de los organismos culturales más prestigiosos del mundo, ofreció para las delegaciones de Cataluña y Armenia, las dos culturas invitadas para el multitudinario festival que se inauguró ayer en Washington. La delegación catalana, encabezada por Torra, se levantó en pleno discurso del embajador español, el exministro de Defensa del PP Pedro Morenés, y lo dejó plantado después de que su alocución fuera interrumpida en varias ocasiones con pitidos y gritos de «libertad a los presos políticos», según diversas fuentes.

VETO A ALGUNOS MEDIOS / «Menudo pollo. Ha sido alucinante. Brutal», dijo asombrada una de las asistentes a la recepción, que se había concebido sin acceso a la prensa, aunque los corresponsales de los medios públicos catalanes recibieron invitaciones a título privado. Luego la embajada trató sin éxito de acreditar a otros medios, lo que obliga a contar lo que sucedió a partir de terceros. Esas voces relataron que la recepción organizada por el Smithsonian para recibir a las dos delegaciones que protagonizan el festival transcurrió con normalidad hasta que los invitados, unos 200, se sentaron a cenar.

Primero intervino el presidente de Armenia. Y luego tomó la palabra Torra, que volvió a hablar de los «presos políticos» y los «exiliados», el derecho a la autodeterminación y la «regresión democrática» que existe en España a ojos del Govern.

Al final del discurso del presidente de la Generalitat, parte de la comitiva catalana (formada por el equipo de Torra, artistas, cocineros, artesanos o castellers que participan en el festival) se puso de pie para cantar Els Segadors.

A Torra le siguió en el estrado Morenés. El embajador de EEUU tildó de «propaganda» el discurso del president y negó que en España haya presos políticos«. Los integrantes de la delegación catalana alegaron haberse sentido «tan insultados« y »maltratados« por lo que dijo el embajador que decidieron marcharse.

Torra acusó al embajador de haberles llamado «mentirosos» y de «falsear la historia de lo que está pasando en Cataluña», razón por la cual reclamó su dimisión. Según la transcripción del discurso, difundida por La Vanguardia, el diplomático afirmó que los presos independentistas están en la cárcel por «violar la ley» y no por su ideología. Y remachó con esta interpelación directa al presidente catalán: «Señor Torra, su petición de autodeterminación no tiene eco en este escenario [...] Gobierne para todos, no solo para los suyos». Torra reclamó la dimisión inmediata del embajador español, al considerar muy grave la ofensa recibida en el acto en Washington.

El incidente en la capital de Estados Unidos, que Torra negó posteriormente que estuviese previamente organizado, hartó a los organizadores del Folklife Festival, que en los días previos había pedido a los representantes de Cataluña que no politizasen el certamen.

Visto lo visto, el Smithsonian optó por cancelar los parlamentos previstos de Torra y Morenés en la inauguración del evento.

RESPUESTA COMEDIDA / A su llegada a Bruselas, donde se estrena como presidente del Gobierno ante el Consejo Europeo, Pedro Sánchez dijo que a diferencia del PP, él no pensaba utilizar «el agravio territorial». Poco después, los colaboradores del líder socialista fueron un paso más allá. «No nos vamos a salir de nuestro mantra de no confrontación. La situación es muy tensa y lo que queremos hacer es administrar antiinflamatorios. Nuestra voluntad es inquebrantable», explicaron en el entorno del jefe del Ejecutivo.

El Gobierno central espera, pero no lo da ni mucho menos por seguro, que el president reclame iniciativas «concretas y posibles», más allá del referéndum. «Presos políticos en España no hay. Lo que hay es una crisis política que tenemos que resolver desde la política», ahondó Sánchez.

La intención de Sánchez es que nada empañe la reunión con el president en la Moncloa, pero sin renunciar a ninguno de sus postulados, empezando por el rechazo al derecho de autodeterminación y, por tanto, a la celebración de un referéndum pactado entre el Estado y Cataluña.