"Un movimiento minoritario que no representa en absoluto el sentimiento general, el de los que se sienten tan catalanes como españoles". Así se refería en marzo del 2012 Enric Millo, portavoz parlamentario del PPC, al acto fundacional de la Assemblea Nacional Catalana, punto de encuentro de distintas personalidades y colectivos sociales favoralbes a la independencia de Catalunya que se habían constituido legalmente como entidad en mayo del 2011. Poco podía imaginarse entonces el hoy delegado del Gobierno la dimensión que tendrían cinco años después el movimiento indendentista y esta entidad, convertida (junto a Òmnium), en uno de los motores de la movilización ciudadana.

Difícilmente podía figurarse por aquel entonces Carme Forcadell que cambiaría la presidencia de la ANC por la del Parlament, tras ir en las listas de Junts pel Sí el 27-S del 2015. En apenas tres años se había convertido en una de las caras más visibles del independentismo, tras tres multitudinarias manifestaciones en la Diada (Catalunya, nou estat d'Europa, en el 2012, la Via Catalana del 2013 y la gran V del 2014, previa al proceso participativo del 9-N de aquel año).

Forcadell cedió la presidencia en mayo del 2015 tras aceptar ir en las listas de JxSí. De ecléctica trayectoria, que une la militancia independentista con su pertenencia al entorno de ICV, Sànchez ha conducido la ANC en las tres últimas Diadas y en las movilizaciones previas y posteriores al 1-O, antes de que este lunes la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela decretara prisión incondicional para él y el presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart.