En estas elecciones tan sumamente particulares del 21-D, que se celebrarán en día laborable, a las puertas de Navidad, con tres cuartos del Gobierno catalán cesado en la cárcel y el resto huido a Bruselas, el inicio de la campaña tampoco podía ser al uso. Si bien oficialmente se oficiará en la medianoche del 4 al 5 de diciembre el pistoletazo real de salida se dará unas horas antes, en el Palais de Justice de Bruselas, en la vista con los cinco ex, cuatro consejeros y un presidente, Carles Puigdemont.

En la sesión ayer, la Fiscalía belga solicitó a la Cámara del Consejo de Bruselas que ejecute la euroorden emitida por España en base a todos los delitos imputados por la Audiencia Nacional a Puigdemont, Toni Comín, Clara Ponsatí, Lluis Puig y Meritxell Serret salvo prevaricación. No obstante, rechazado la vía exprés de extradición automática por corrupción intentada por Carmen Lamela.

CORRELACIÓN DE PENAS / El resto de delitos -rebelión, sedición, malversación y desobediencia- quedarían englobados bajo los delitos de «coalición de funcionarios», lo más parecido a la sedición y la desobediencia previsto en el código penal belga, pero castigado con penas muy inferiores, así como a «malversación de funcionarios». El magistrado tendrá que examinar por tanto también la correlación de penas.

«La Cámara del Consejo decidió aplazar la causa al 4 de diciembre para garantizar que todas las partes implicadas puedan preparar su posición», explicó la Fiscalía, una deferencia garantista que, por lo visto, no se ha estilado en la Audiencia Nacional, pero sí en el Tribunal Supremo. La vista se prolongó por espacio de una hora y que se desarrolló, según el abogado de la defensa Christophe Marchand, «con total serenidad». Hasta el 4 de diciembre, abundó el letrado, se intercambiarán los argumentos por escrito. La sesión se desarrolló a puerta cerrada y en neerlandés, el idioma escogido por los políticos catalanes.

«La corrupción es un abuso de poder para tener beneficio propio y eso es evidente que no se ha producido. Por lo tanto es muy positivo que el fiscal lo haya descartado», valoró el abogado de Puigdemont, Jaume Alonso-Cuevillas, que destacó positivamente el aplazamiento y «la exquisitez» de la justicia belga en el trato a los políticos catalanes.

RECURSOS POSIBLES / En función de lo que decida el juez el 4 de diciembre, la delegación catalana podría recurrir una presunta extradición por lo que su periodo en Bélgica se alargaría. Una vez que haya decisión, tanto la Fiscalía como la defensa tendrán 24 horas para recurrirla ante el tribunal de apelación cuyo fallo también es recurrible en el tribunal de casación. Esto significa que, si no desean volver antes, Puigdemont y sus exconsejeros seguirán en Bruselas durante la campaña y el día de las elecciones.

Avanzando en el calendario, el 7 de diciembre, justo a los 40 días de la llegada de Puigdemont a Bruselas, se celebrará una manifestación en la capital belga con las persones que lleguen de Cataluña. Por la tarde de ese día 7 se celebrará un acto político que contará con el propio Puigdemont y, también, según pudieron confirmar los medios, con Marta Rovira.

A partir de aquí, la campaña electoral que se abre para el expresident puede ser de dos tipos. Una por videoconferencia o bien, e independientemente del fallo de la justicia belga, ser el centro de todas las miradas con un retorno a España y su más que segura encarcelación.

ACCIÓN DEL SUPREMO / Por aquellas fechas no sería de extrañar que el Supremo se hubiera hecho ya con la totalidad del caso que afecta a los exconsejeros y a los Jordis e, incluso, que se hubieran levantado las prevenciones penitenciarias sobre ellos. Dicho de otro modo, Oriol Junqueras podría estar dando mítines tras sus semanas a la sombra y Puigdemont debería elegir (si la justicia belga no lo hace por él) entre mantenerse en Bruselas o bien protagonizar las imágenes más relevantes de los últimos 40 años en España, como sería su entrada en prisión. Una imagen que a buen seguro quedaría en la retina de muchos de los que acudirán a votar el próximo 21 de diciembre.

En el fondo se trata de librar la batalla de la imagen. La misma que llevó ayer a Mariano Rajoy a entrevistarse con su homólogo belga, Charles Michel.