Los líderes de los partidos no suelen presentar las campañas electorales. Aún menos los presidentes de Gobierno. Los principales ejes de las dos semanas de mítines siempre han sido trasladados por los socialistas a través del secretario de Organización de turno. Pero esta no es una campaña cualquiera. Esta vez fue el propio Pedro Sánchez quien la presentó, en un acto largo, con testimonios de simpatizantes anónimos (un empresario digital, una pastora, una jubilada, una maestra…), que concluyó con un discurso del jefe del Ejecutivo pidiendo «un esfuerzo extraordinario de movilización».

Ahora mismo, a menos de cuatro semanas de los comicios, el principal temor del PSOE se encuentra en la abstención, no en las capacidades de sus rivales políticos. A grandes rasgos, el análisis que hacen los colaboradores del presidente es este. Todas las encuestas coinciden en que Sánchez logrará muchos más votos que sus contrincantes, que siguen inmersos en «sus errores» (las pensiones y el aborto en el caso del PP, el veto a los socialistas en el de Cs) o en «sus peleas internas», en referencia a Podemos. El principal peligro, continúan en el entorno de Sánchez, es que esa sensación de victoria asegurada haga que una parte de su electorado potencial acabe quedándose en casa, como creen que ocurrió en Andalucía.

Por debajo de una participación del 70%, calculan en el PSOE, corre riesgo su permanencia en la Moncloa, ya sea gobernando en solitario o en coalición, probablemente con Podemos, cuyo líder, Pablo Iglesias, insistió ayer en esta fórmula. «Pido un esfuerzo extraordinario de movilización para que la abstención no nos robe el futuro», dijo Sánchez en el acto. Poco antes, los socialistas habían desvelado su nuevo lema. En coherencia con la campaña presidencialista que preparan, en la imagen se ve un primer plano del rostro del secretario general, sobre el que aparece la frase Haz que pase.

El eslogan no ha estado exento de controversia interna. Primero, porque da lugar a equívocos sobre lo que se supone que tiene que pasar. Y después, porque está inspirado en la película Titanic. El PP tardó poco en darle la vuelta al lema. «Este gobierno es el Titanic, un barco que se hunde», dijo su líder, Pablo Casado. Pero en el PSOE confían en que nada de esto les haga daño. Ni siquiera los roces con los socialistas andaluces a cuenta de las listas. Antes, habrían sido portada durante varios días. Ahora no. El peligro, concluyen en el PSOE, es la abstención.