El fraile de San Benito Santiago Cantera, prior de la abadía que custodia del Valle de los Caídos, tenía en la tarde de ayer dos asuntos en los que pensar. El primero, cómo reaccionar a la orden gubernamental de cierre del monumento que el franquismo llenó de muertos; el segundo, dónde celebrará su misa diaria estos días, pues la basílica en la que pasan sus últimos momentos los restos del dictador ya no se abrirá hasta que se realice la exhumación.

Por la primera razón más que por la segunda, el prior suspendió la conferencia España en la Historia que tenía previsto impartir en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial a las 19 horas. Ante un salón repleto de público, los organizadores, de la Asociación Cultural Amanecer de España, culparon a «las circunstancias tras la decisión del Consejo de Ministros».

Patrimonio Nacional decidió cerrar el monumento hasta que acabe la exhumación. Dos horas y media antes de la conferencia, el prior recibía notificación, y llamaba a un abogado. Fuentes cercanas a la abadía sostienen que el lunes tendría ultimado el recurso contra la orden.

«Es que además, si llega a salir del Valle para venir a dar la conferencia, se exponía a que no pudiera volver a entrar», explicaban en la asociación. Pocas horas antes, a través de la web eclesial Vida Nueva, Cantera filtró que no se opondrá físicamente a la exhumación, como había dejado caer a sus cercanos. Otra cosa es la vía legal que, recordaba, nunca ha dejado de recorrer.

En San Lorenzo, el público que llenaba el salón de actos salía rezongando contra el Gobierno. Rigen la localidad madrileña el PP, Vox y Ciudadanos. Del partido naranja es el concejal de Cultura, Enrique Peris, que asegura que la conferencia «estaba programada con meses de antelación».

También dice que a su corporación «no le gusta la censura previa», si bien la suspensión «no se ha debido a ninguna imposición externa». Y todo antes de añadir que su concejalía cedió la sala a Cantera «igual que a otras organizaciones, Amnistía Internacional, por ejemplo».

Tensión en el Valle

Había tensión en la sala, como la hubo en el Valle cuando llegó la hora de salir. Una señora que visitaba el lugar se enzarzó con los guardias de seguridad privada por hacer fotos, y también otros dos visitantes que sacaron una bandera de España (constitucional) dando vivas a Franco, y aún otro más que se tumbó a besar la losa de granito bajo la que reposan los restos, pese a la admonición de los vigilantes. «¡Déjenme, lo hago por mi padre!», les dijo.

La tumba del general se pudo ver por última vez en el risco de Cuelgamuros, y por el fervor de los visitantes se diría confirmado el temor de asesores del Gobierno a que el nuevo emplazamiento, en el cementerio madrileño de El Pardo, atraiga la peregrinación de franquistas.

Por la tarde, informan fuentes no oficiales de Patrimonio Nacional, y tras irse el público, entraron los primeros técnicos de los trabajos de reapertura de la fosa para un examen del suelo de mármol negro del altar.