El Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos no ha echado todavía a volar y ya ha surgido la primera grieta entre los que, previsiblemente, serán compañeros en el Ejecutivo dentro de unas pocas semanas. La primera discrepancia entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias llegó de la mano del conflicto catalán. Los morados decidieron no apoyar ayer la convalidación del real decreto que busca fulminar la república digital catalana, una norma aprobada por el Consejo de Ministros para evitar que las administraciones públicas puedan alojar dominios web fuera de la UE, en paraísos digitales.

Poco más de dos semanas después de que ambos líderes se fundieran en un abrazo para sellar un preacuerdo para conformar un Gobierno bicolor, ambas formaciones vivieron el primer desencuentro de su nueva relación. En la primera reunión de la Diputación Permanente en el Congreso, los podemistas no secundaron la iniciativa que el Ejecutivo aprobó en el último Consejo de Ministros antes de las elecciones, algo que evidencia las diferencias entre ambos partidos y las dificultades con las que se van a poder topar durante la legislatura.

Los de Iglesias mostraron su reserva a convalidar un real decreto que permite el cierre sin audiencia previa de servicios digitales por motivos de «orden público». A juicio de los morados, la norma «afecta a derechos fundamentales» y podría, incluso, incurrir en problemas de «inconstitucionalidad». Sin embargo, con el objetivo de no escenificar el desencuentro votando en contra, Unidas Podemos acabó optando por la abstención. Fuentes del partido defendieron su posición argumentando que, durante el pleno, propusieron una serie de modificaciones para añadir «mayores garantías judiciales y que se protejan libertades y derechos fundamentales» y que, «tal y como dijo la ministra de Economía Nadia Calviño, el Gobierno toma nota de los cambios propuestos».

Aritmética parlamentaria / No obstante, voces de ambas formaciones restaron importancia a la divergencia. En concreto, explicaron que el real decreto fue aprobado por el Ejecutivo a pocos días de que comenzara la campaña electoral, cuando Sánchez endureció su discurso respecto al conflicto catalán. Además, defienden que en aquellos momentos no existía ningún acuerdo entre socialistas y morados que les comprometiera.

Aun así, el real decreto salió adelante, aunque no con los compañeros de viaje que los socialistas esperaban. Fueron los síes de PP y Cs los que permitieron convalidar la norma, pese a que ambos partidos mostraron su desacuerdo en torno a algunos puntos de la ley. Los populares coincidieron en la necesidad de frenar «la República catalana digital» pero señalaron la «indignidad» de que sea el Partido Popular quien «tenga que tragar» y apoyar al Gobierno en funciones. Por otro lado, los naranjas, ahora con solo 10 diputados, le recordaron a Sánchez que aún «está a tiempo de tender la mano a quienes velan por el interés de los españoles» y apartarse de los que, probablemente, serán sus socios de Gobierno durante la legislatura, en referencia a UP y ERC.

Así, la votación deja encima de la mesa una aritmética parlamentaria un tanto confusa en la que el PSOE tuvo que recurrir a los votos de PP y Cs para sacar adelante su propuesta, mientras sus futuros aliados en la investidura se posicionaron en el no o la abstención. En concreto, ERC y PNV, piezas clave para sacar adelante la investidura de Sánchez, rechazaron impulsar la normativa.

La convalidación del real decreto para acabar con república digital catalana se produjo en vísperas de que el PSOE y ERC mantengan su primera reunión tras las elecciones para encauzar la investidura de Sánchez. La portavoz republicana, Montserrat Bassa, señaló que la norma «degrada el sistema de libertades acercándolo a sistemas autoritarios como el chino o el turco» y advirtió al jefe del Ejecutivo de que «no habrá estabilidad política mientras no aborden políticamente aquellos conflictos de naturaleza política» y mientras se «mantengan procesos de represión».

En estas negociaciones entre socialistas y republicanos trató de introducirse el portavoz de los comuns, Jaume Asens, asegurando que su formación está manteniendo encuentros con ERC para allanar el camino del Gobierno de coalición, saliéndose de la línea que ha marcado el resto de portavoces morados, que sitúan en el PSOE el liderazgo de estos contactos. No obstante, fuentes de los republicanos señalaron que las negociaciones las protagonizan exclusivamente los socialistas y ERC.

EN EL ÚLTIMO MINUTO / Por otra parte, el principal asesor de Pedro Sánchez, Iván Redondo, transmitió ayer su confianza en que todo saldrá bien. «España es muy de minuto 93, así que yo soy optimista», dicho el jefe de gabinete del presidente en funciones durante un encuentro celebrado en Madrid.

Redondo no hablaba de la investidura en sentido estricto, sino en términos generales, pero ahora que las negociaciones se acercan a su ecuador, con el PSOE insistiendo en que confía en que Sánchez sea reelegido a mediados de diciembre y ERC poniendo un caro precio a su abstención, el símil futbolístico ilustra bien las expectativas del Gobierno. En la Moncloa creen que el acuerdo llegará en el último momento, tras unas negociaciones llevadas casi a espaldas del PSOE.