Era esta la semana elegida por el equipo de Mariano Rajoy para relanzar al PP. Para hacer públicas algunas de las propuestas en las que han estado trabajando encerrados en los despachos y colocar al jefe, de nuevo y rodeado de fieles en el foco informativo, ahora que ha vuelto a tomar fuerza el debate sobre su propia sucesión. Para eso se había diseñado la Convención nacional del partido, que se celebrará en Sevilla los próximos viernes, sábado y domingo. Se trata de una cita clave para la vida interna de los populares, ávidos de algún macrosarao de estas características que les dé algo de oxígeno en una coyuntura política marcada por Cataluña y en medio de la asfixia a la que les tiene sometidos Ciudadanos, según las encuestas.

Era la semana, siguiendo con este relato, para que el PP intentase recuperar la fe en sus posibilidades ahora que parece allanarse el tortuoso camino para tener presupuestos, aunque previamente haya de resolverse el entuerto catalán si quieren contar con el aval del PNV. Todo eso era esta semana de la que se ha terminado adueñando Cristina Cifuentes. Hay nervios. En la oposición, donde esperan con expectación (y amagos de moción de censura) lo que la presidenta madrileña pueda explicar mañana en la Asamblea regional en torno a su más que polémico, ya explosivo, título de máster. Y en su propia casa política aguardan el momento con reconocida ansiedad. La dirección popular disimula (poco) en público pero observa con preocupación el hecho de que se acrecienten día a día, en vez de apagarse, las dudas sobre si su compañera logró con trato de favor un título en una universidad pública madrileña.

¿UNA CONSPIRACIÓN ? / Eso, en vísperas de una Convención que debía servir de terapia y en el que la propia Cifuentes, como otros responsables autonómicos, tiene reservado un papel protagonista si no hay sorpresas.

Han pasado casi dos semanas desde que eldiario.es revelase que la presidenta de Madrid se había hecho con un máster universitario con presuntas irregularidades. Los últimos datos apuntan que además de un cambio de calificaciones de difícil justificación o el tiempo transcurrido sin mostrar su trabajo de fin de proyecto hay una matriculación tres meses fuera de plazo que, a priori, hacen imposible que Cifuentes cursara en la universidad Juan Carlos I las horas obligatorias para obtener un título presencial como el que posee.

La presidenta autonómica, hasta ahora una de las políticas más exigentes del PP a la hora de reclamar transparencia, ha evitado desde entonces someterse a una rueda de prensa y se ha limitado a conceder alguna entrevista, grabar vídeos para las redes sociales y hacer un discurso ante su comité ejecutivo asegurando que nada tiene que ocultar. Ha anunciado también querellas para los periodistas que la han investigado y ha advertido que no podrán con ella. Cifuentes parece ver a su alrededor una conspiración para terminar con su vida política. No sé sabe bien si piensa en la prensa, en la oposición, en sus compañeros de filas actuales que hasta hace unos días la incluían en quinielas sucesorias o en expopulares como Francisco Granados o Ignacio González. O en todos ellos. La secretaria general del partido, Dolores de Cospedal, es la única que ha venido a apoyar esa tesis con un tuit que, desde la cúpula del PP, sitúan en el plano de sintonía personal que ambas mantienen. Para Cospedal las acusaciones sobre su máster son «mezquinas, machistas y miserables» y confirman una tesis suya, cuanto menos, escalofriante. «A algunos les gustaría conseguir lo que no consiguió un accidente de tráfico mortal», ha llegado a afirmar en redes sociales la también ministra de Defensa.

LOS DOCUMENTOS / El resto de la dirección popular o de los ministros se ha mostrado menos enfático a la hora de prestar apoyo a la presidenta regional en el caso de los que se han prestado a hacerlo, puesto que no ha sido una actitud generalizada. La mayoría guardan silencio bajo el mantra de «hay que esperar al miércoles».

Cifuentes prepara a conciencia (y con una agenda pública casi vacía) esa comparecencia extraordinaria en la Asamblea de Madrid, mientras que la Universidad sigue adelante con su investigación interna. De hecho, la Conferencia de Rectores Universitarios ( CRUE) ha nombrado a dos inspectores independientes provenientes de Murcia y Burgos para comprobar si hubo o no nepotismo en el máster de la actual presidenta. Ella, según su entorno, ha solicitado multitud de documentos compulsados a la Juan Carlos I que por el momento no le han sido entregados para poder preparar su defensa.

La oposición no se lo pondra fácil. El líder de los socialistas, Pedro Sánchez, alimentó ayer el escenario de la moción. Con cautelas avisó a Cifuentes de que o bien sus explicaciones son contundentes o habrá decisiones «contundentes». Los de Albert Rivera hablan asimismo de aclaraciones o de dimisión, informa Iolanda Mármol .