Tanto Ciudadanos como el PP quisieron ayer magnificar la derrota parlamentaria del Gobierno retratándolo con trazos oscuros, arrinconado y sin fuerzas, en situación poco menos que terminal.

El Ejecutivo está «agonizando», dijo en el Congreso el presidente de Ciudadanos (Cs), Albert Rivera, tras el serio varapalo parlamentario que cosechó la propuesta de senda de déficit de la Moncloa, el corazón de la acción expansiva de Gobierno que planea para el 2019 y el 2020. Por eso, el líder del partido naranja exigió al presidente Pedro Sánchez que «asuma su debilidad» y permita a España «ir a las urnas cuanto antes».

Para Rivera, el de Sánchez es un Ejecutivo «frágil, débil, sin votos, sin mayoría, sin proyecto, sin futuro e incapaz de reconocer que tiene que convocar elecciones». Tras insistir en la necesidad de «un Gobierno fuerte» que «no dependa de los separatistas y los populistas», el líder de Ciudadanos apostó por la posibilidad de unas elecciones en otoño.

Quizá para el caso de que no los haya, el nuevo presidente del PP, Pablo Casado, se mostró algo más cauto en los pasillos del Congreso, emplazando a Sánchez y al PSOE a «hacer una reflexión de hasta qué punto va a someter a los españoles a una inestabilidad con repercusiones en la economía y en la creación de empleo».

Casado no pronunció la palabra «elecciones», pero apuntó hacia las urnas al considerar al Gobierno incapaz de sacar adelante asuntos «tan relevantes» y de «tanta dimensión internacional» como el techo de gasto. «Una cosa era una moción de censura contra un partido que le saca 50 escaños», dijo, «y otra muy distinta es intentar gobernar».

«VAMOS A PERSISTIR» / El Ejecutivo quiso adelantarse a los efectos de la propia votación adversa en la Cámara baja y a los de las declaraciones de Rivera y Casado con la ministra portavoz, Isabel Celaá, asegurando con rotundidad que la Moncloa no se rinde: «Este Gobierno está trabajando por el bienestar de los españoles. Vamos a persistir; vamos a continuar».

Durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Celaá sostuvo que el Ejecutivo no admite que esté en «ninguna situación de debilidad» y que acabar la legislatura es «su voluntad y vocación». Por eso, en el Gabinete «nadie piensa en elecciones adelantadas», aseguró.

No se trata tanto de una resistencia numantina como de la conservación en el equipo de Sánchez de «esperanzas fundadas y factibles de poder continuar manteniendo el rumbo». Ese rumbo, explicó Celáa, es la agenda social del Ejecutivo, que el PSOE considera irrenunciable. Atacarla dejando caer la propuesta de senda de déficit fue para la ministra «incomprensible, ilógico y muy doloroso».