El ‘procés’ en Cataluña es el principal quebradero de cabeza de Mariano Rajoy, pero paradójicamente le proporciona, a su vez, un respiro ante la expectativa de una alianza entre el PSOE y Podemos que se ha abierto después de que la izquierda sellara la paz. El Gobierno y Ciudadanos salieron este jueves a enfriar el eje progresista escenificado en el Congreso durante el debate de lamoción de censura y desdeñaron las probabilidades de un acuerdo tangible entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que han intercambiado algunos mensajes.

Conservadores y liberales confían en que, más allá de gestos simbólicos a un electorado que les pide sintonía, las discrepancias en el conflicto territorial sean un escollo insalvable. Ambos partidos subrayan que Iglesias defiende el derecho a decidir de los catalanes mientras que los socialistas no están dispuestos a promover una consulta sobre la independencia. Ponen en valor el discurso del portavoz del PSOE en el debate: José Luis Ábalos abogó por unareforma de la Constitución que permita reconocer a Catalunya como nación, pero dejó claro que los socialistas no asumen el referéndum como opción. Aunque Sánchez defendió laplurinacionalidad en su campaña de primarias, no acepta preguntar a los catalanes, y su portavoz confirmó su compromiso con “cuantas medidas legales se adopten para cumplir la ley e impedir la ruptura del Estado de derecho”.

Iglesias le advirtió que este discurso no va a gustar a los electores socialistas en Catalunya y le pidió que sigan teniendo “la misma valentía que en las primarias”.

"EXTRAÑOS COMPAÑEROS DE CAMA"

El portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, cuestionó la viabilidad de una mayoría alternativa. "Ya sé que la política hace extraños compañeros de cama, pero estos son extrañísimos”, se burló en una entrevista en RNE.

El presidente de C's, Albert Rivera, corroboró que tampoco ve ese acuerdo. “El futuro de España no pasa por Pablo Iglesias. La alternativa a Rajoy está en las urnas, no en un gobierno Frankenstein creado en los despachos”, ironizó.

Podemos, en cambio, rebajó las discrepancias y, por lo menos en público, abrió brecha a la esperanza de un acuerdo con el PSOE que se concrete en una nueva moción de censura antes de Navidades. “La posición de Sánchez sobre la plurinacionalidad abre la senda de entendimiento. Y si la apoyan, a ver cómo venden a la vez la plurinacionalidad y que los catalanes no se expresen”, planteó la portavoz de Unidos Podemos, Irene Montero, quien insistió en respetar al PSOE hasta que culmine su comité federal, que se celebra este fin de semana. Tras el cónclave, la voluntad de Iglesias es comenzar a negociar con Sánchez.

MENSAJES EN TELEGRAM

Por el momento, solo ha habido un cruce de mensajes en Telegram al que ambas partes otorgan relevancia asimétrica.Fue el jefe morado quien escribió al socialista para agradecerle el buen tono con el que intervino su portavoz en el Congreso. Y fue Podemos quien aireó el contacto. El entorno de Sánchez matizó que se había limitado a dar una respuesta de cortesía y que, en todo caso, no reviste la trascendencia que los morados le imprimen. Entienden que Podemos trata, al revelar un cruce de mensajes protocolario, de poner en valor la esperanza de un pacto de izquierdas tras una moción de censura fallida, informa Juan Ruiz.

El segundo gran escollo para la “mayoría alternativa” son los vetos cruzados de C's y Podemos. Iglesias quiere una alianza con el PSOE y los independentistas. Sánchez se desmarca. Este jueves abogó por un acuerdo con Iglesias y Rivera en una carta publicada en el diario ‘El Mundo’ en la que pide que se levanten los vetos que ambos dirigentes mantienen. Los considera “un muro” que sirve al PP para “atrincherarse en la Moncloa” y advierte de que, si no se suprimen, habrá que esperar a derrotar a Rajoy en las próximas elecciones.

El líder de C’s respondió que ve incompatible sumar con Podemos y Montero admitió que con Rivera es imposible un acuerdo. Expresaron así su rechazo mutuo en la misma sala del Congreso, apenas con unos minutos de diferencia, como un ‘flash-back’ de las delirantes negociaciones por la gobernabilidad tras el 20-Dque terminaron en una nueva convocatoria electoral y la permanencia de Rajoy en la Moncloa.