Cuatro meses después de haber salido victorioso del inédito bloqueo institucional, repetición electoral incluida, Mariano Rajoy aún recoge hoy los frutos de aquel ejercicio de funambulismo político. Su investidura, cincelada con el sometimiento del PSOE a sus intereses, quebró de tal modo a las fuerzas de izquierdas que las heridas infligidas a estas cicatrizan con enorme lentitud.

El primer Barómetro de España efectuado por el Gabinet de Estudios Sociales y Opinión Pública (Gesop) para los periódicos de Grupo Zeta tras los comicios legislativos de junio del 2016 pone de manifiesto cómo las guerras abiertas en las filas socialistas y las de Podemos están dejando el campo libre para que el PP y Ciudadanos se expandan, sin que los juicios y las condenas a la trama Gürtel hagan ni siquiera cosquillas a los populares. Y tan fecunda les está resultando la cosecha que los actuales socios parlamentarios podrían alcanzar ya la mayoría absoluta si ahora se celebrasen elecciones generales.

CRISIS / Las huestes de Rajoy y las de Albert Rivera suman hoy en el Congreso 169 escaños y en estos meses ya han sufrido alguna que otra crisis matrimonial. Pese a ello, ambas fuerzas mejorarían sus resultados actuales y podrían llegar hasta los 176 diputados, justo el listón de la mayoría absoluta. Ambos líderes se benefician en este sondeo, elaborado a partir de 1.000 entrevistas del 19 al 22 de febrero, del contraste entre la relativa placidez con la que superaron sus respectivos congresos, con escasa contestación interna, y el estado de ebullición en el que se desarrolló la asamblea de Podemos y en el que se desarrollan ya las primarias del PSOE.

Ciudadanos saca más tajada que su socio parlamentario y es la fuerza que experimenta un mayor crecimiento en la encuesta. Rivera subiría un punto desde las últimas elecciones (14%) y pasaría de 32 a 34-38 escaños. Rajoy, aunque ganaría con idéntica comodidad los comicios, retrocede medio punto (32,2%) y se situaría entre 135 y 138 diputados (hoy tiene 137).

Ahora bien, mientras el PP es el partido que registra menos fugas de votos hacia otras marcas, la formación naranja consigna el electorado más volátil, hasta el punto de que uno de cada tres votantes de Ciudadanos el 26-J no le garantiza fidelidad en la próxima cita con las urnas. En cambio, Rivera mantiene el título de líder mejor valorado (aunque suspende con un 4,5), mientras que Rajoy también repite, pero como farolillo rojo (3,3). Los votantes del PP aprueban al líder naranja, pero los de Ciudadanos no hacen lo mismo con el presidente del Gobierno.

DISPUTA PERMANENTE / Si en el flanco derecho las fortalezas se imponen a las debilidades, en el lado izquierdo del ring sucede lo contrario. La conocida disputa entre socialistas y podemistas por la hegemonía progresista la siguen ganando los primeros, pero ya solo en escaños. Con una dirección interina y enfrascado en unas primarias que se intuyen a cara de perro, el PSOE sigue perforando su suelo y cedería 1,3 puntos en voto estimado (21,1%). Sus 85 parlamentarios podrían quedarse en 79-82. Uno de cada 10 votantes socialistas escogería ahora otra papeleta, mientras que un tercio no se define.

Aunque sin poder presumir demasiado de estabilidad interna tras el enconado pulso que han librado Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, Podemos recorta terreno al PSOE y obtendría el soñado sorpasso en votos. Iglesias lograría el 21,7% de los sufragios, siete décimas más que en los últimos comicios y seis menos que los socialistas.

La formación morada, que integra a IU, En Comú Podem y las confluencias valenciana y gallega, podría sumar hasta tres diputados a sus 71 actuales, quedándose al menos a cinco del PSOE. Pese a registrar una alta fidelidad de voto, uno de cada cinco votantes de Podemos dudan ahora si repetirían su apoyo.

Ante la provisionalidad en la que se halla la cúpula del partido, el Gesop ha interrogado a los españoles por los dos precandidatos a las primarias del PSOE, Patxi López y Pedro Sánchez, y por la protocandidata Susana Díaz. Ninguno aprueba, pero el exlendakari (4,4) parte con una pequeña ventaja sobre el exsecretario general (4,1) y algo mayor respecto a la presidenta andaluza (3,5).

En el caso de Podemos, el derrotado Errejón (4,3) sigue gozando de más popularidad que el reforzado líder (3,6). Como dato curioso, los votantes de Unidos Podemos aprueban a Sánchez, pero no a López ni a Díaz. En cambio, los electores socialistas suspenden a Iglesias y Errejón.