Las polémicas en el PP ensombrecen la investidura de Ángel Garrido como nuevo presidente de la Comunidad de Madrid. El candidato, que hoy será investido, no logró despejar en su discurso al frente de la Asamblea las dudas sobre corrupción y favoritismos que, tras cobrarse la carrera de Cristina Cifuentes, amenaza ahora con diezmar también las expectativas de Pablo Casado como candidatable. El PP salió a intentar calmar las aguas y a desmontar el nuevo escándalo. La cúpula estatal asegura que mantiene su confianza en el diputado madrileño, sostiene que le incluirá en la dirección regional que se constituirá en las próximas semanas y que sus aspiraciones a ser candidato siguen vivas. El discurso oficialista, sin embargo, no resuelve las dificultades del partido para amarrar dos figuras estrella no manchadas por escándalos que sean capaces de ganar las elecciones autonómicas y municipales del 2019 en sus feudos más simbólicos: capital y comunidad.

En lo inmediato, mientras la Universidad Complutense de Madrid investiga si Casado obtuvo ayuda irregular para aprobar su carrera de Derecho, el PP le defiende. El coordinador general, Fernando Martínez-Maíllo, aseguró ayer que «no hay nada sobre Pablo Casado» y auguró que «va a salir reforzado» de la polémica que saltó a la luz el miércoles, cuando El Mundo desveló que había aprobado la mitad de la carrera de golpe el año en el que se convirtió en diputado.

El exdirector del Centro Cardenal Cisneros, Alberto Pérez de Vargas explicó ayer en varias entrevistas que Pablo Casado llegó a la institución privada, adscrita a la Universidad Complutense, «cobijado o ayudado por las autoridades de la Comunidad de Madrid», pero negó trato de favor y que a él le llamara la entonces presidenta regional, Esperanza Aguirre.

Pérez de Vargas indicó que dos profesores «muy afines» a la entonces presidenta regional le presentaron en su despacho a Pablo Casado. «Es cierto que Casado era un chico prometedor y tenía muy buenas amistades y, desde luego, se sentiría más arropado o lo que sea, pero él pasó por todo lo que hay que pasar».

Mientras, Martínez-Maíllo dijo estar seguro de que los casos de Cifuentes y Casado no proceden de filas populares. «El fuego está fuera del PP. Quién es, no lo sé», opinó a la entrada al pleno en el que Garrido expuso su programa para un gobierno «de centro reformista», inspirado, dijo, en la figura del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, referente que también suele evocar habitualmente Ciudadanos.