Después de que el virus dejara la vida en suspenso, la nueva normalidad se ha ido abriendo paso en los aspectos más cotidianos. Una sucesión de primeras veces postcovid con ayuda de la mascarilla, el gel hidroalcohólico y los dos metros de distancia a la que ahora se suma la cita electoral en Galicia y Euskadi. Vascos y gallegos serán los primeros en celebrar la fiesta de la democracia desde que se declaró la pandemia, pero como en todas las fiestas mientras siga la alerta, lo harán con medidas estrictas de seguridad y con la sombra del miedo al contagio. Las elecciones, fijadas en abril, tuvieron que suspenderse por el coronavirus -fue otra de esas primeras veces en la historia democrática-. A pocos días de la nueva fecha, las encuestas dejan poco margen a la intriga, pero la incertidumbre sin embargo sigue siendo protagonista: se suceden los rebrotes e incluso se confinan comarcas enteras.

En Galicia hay 245 casos activos (último dato a 8 de julio), 144 de ellos en A Mariña, donde la población sigue confinada tras un rebrote. La principal duda ahora es cómo garantizar el derecho al voto de quienes cumplen cuarentena sin poner en peligro la seguridad. Desde el servicio de atención ciudadana de la Xunta de Galicia aseguran que quienes tengan síntomas compatibles con el coronavirus pueden ir a votar presencialmente siempre con todas las medidas de seguridad, pero no saben responder sobre si alguien que ha dado positivo puede acudir al colegio electoral. Sin embargo, el conselleiro de Sanidad, Jesús Vázquez, aseguraba este viernes que las personas con síntomas "no pueden ir a votar", aunque la prohibición no está recogida en ninguna norma.

En Euskadi, desde el Parlamento Vasco reconocen que no se ha planteado ninguna opción para que las personas afectadas por covid-19 puedan ejercer su derecho al voto, porque la Junta electoral no puede actuar con apriorismos. La directriz es la misma que para cualquier enfermedad, señalan, y aunque reconocen que la situación de pandemia no es del todo comparable, igualan la situación con la de un ciudadano que padeciera apendicitis el día de la votación. La consejera de Salud, Nekane Murga, fue más tajante en rueda de prensa. "Las personas con PCR positivo no podrán acudir a votar este domingo", ha dicho en rueda de prensa, usando también el símil de otras enfermedades.

DUDAS LEGALES

El derecho al voto es un derecho fundamental protegido por la Constitución, y la ley electoral solo contempla un puñado de supuestos en los que puede privarse. Prohibirlo no tendría cobertura legal, señala el profesor de Derecho Constitucional Leonardo Álvarez, que añade que una posibilidad sería una autorización judicial para prohibir el voto de quienes estén contagiados, pero de aquí al domingo es poco probable que diera tiempo.

Los poderes públicos, además, están obligados a facilitar el voto, pero ahora mismo no parece que haya muchas opciones sobre la mesa para quienes tienen que guardar cuarentena. Una solución podría ser llevar las urnas hasta aquellos lugares en los que las personas cumplen cuarentena, ampliar el voto por correo o incluso posponer los comicios en los territorios afectados. Pero esto tendría que estar ya sobre la mesa, las elecciones son el próximo domingo, insiste Álvarez. Aunque la oposición apunta cada vez con más ahínco a que las medidas para garantizar el voto pueden ser insuficientes, el politólogo Oriol Bartomeus cree que si dependiera todo de un escaño, la oposición haría más ruido.

LA POSICIÓN DE LA JEC

Varios partidos de la oposición pidieron a la Junta Electoral de Galicia que se pronunciara sobre cómo garantizar que participen las personas confinadas en A Mariña y ésta concluyó que no se entienden afectadas las condiciones del proceso electoral y que no es competente para suspender los comicios en la comarca, como habían pedido también diez alcaldes del PSOE y BNG en un manifiesto. Podemos elevó la cuestión a la Junta Electoral Central, que resolvió este jueves que las medidas adoptadas por la Administración garantizan la votación en A Mariña, con la salvedad de segmentos reducidos de población por motivos sanitarios suficientemente justificados en el marco de la situación de pandemia en la que se están desarrollando las elecciones. Los jueces creen que no son necesarias más medidas que las que ya está tomando la administración autonómica en estos precisos momentos. Desde Podemos Galicia apuntan que se verá afectada la participación e insisten en que el protocolo de Feijóo no garantiza la seguridad para quienes llevan meses sin salir de casa por precaución.

Y la cuestión no es solo gallega. En Euskadi, la Junta electoral también se ha pronunciado tras un requerimiento de Bildu constatando que sí se han previsto medidas por parte del Departamento de Salud para garantizar el voto en aquellos lugares en los que se detectan algunos rebrotes, aunque de momento no ha habido que tomar medidas drásticas en ninguno de ellos.

MEDIDAS DE SEGURIDAD

Los colegios electorales se llenarán de marcas en el suelo para asegurar las distancias y se limpiarán y desinfectarán antes, durante y después de la jornada. Las mascarillas serán obligatorias, y en Galicia incluso estarán disponibles para quienes no las traigan de casa. Y nada de entregar el DNI en la mesa: bastará con enseñarlo o con depositarlo en una bandeja. En Euskadi, los miembros de las mesas tendrán además mascarillas quirúrgicas durante la jornada y una FFP2 junto a unos guantes de nitrilo para el momento del escrutinio, y habrá un bote de gel por mesa. Para asegurar la distancia se han habilitado nuevos centros de votación (764 frente a los 720 de los pasados comicios) y habrá 2.678 mesas, 85 más que en 2016.

En Galicia, se recomienda que cada persona traiga el voto ya preparado y los mayores de 65 años y personas con discapacidad tendrán prioridad. También se organizará el recorrido, se controlará el aforo constantemente, se recomienda que solo haya un apoderado por partido en cada colegio electoral y que los interventores lleven mascarilla y pantalla. Será obligatorio usar el gel hidroalcohólico antes de entregar la papeleta y habrá guantes para los alérgicos. Los miembros de las mesas contarán con cuatro mascarillas quirúrgicas cada uno y una pantalla facial. Y se recomienda a aquellas personas que sean población vulnerable que renuncien a su puesto en la mesa si les ha tocado por sorteo.

El Consejo de Ministros tirará del Fondo de Contingencia para ampliar los gastos del Ministerio del Interior en trece millones y medio de euros para hacer frente a los comicios. El Gobierno vasco también ha incrementado en 800.000 euros los costes previstos para la jornada electoral para hacer frente a las medidas adicionales que provoca el covid-19. Cada mesa electoral supondrá un desembolso de 300 euros en lugar de los 205 fijados. Desde la Xunta de Galicia aseguran que no es posible cuantificar de forma concreta el incremento de gasto por las medidas sanitarias hasta que haya transcurrido el día de las elecciones. Sí han asegurado a los consistorios que la limpieza y desinfección correrá a cargo del gobierno autonómico, siempre hasta un tope fijado.

PARTICIPACIÓN E INCERTIDUMBRE

Pese al dispositivo de seguridad, habrá quienes se queden en casa por miedo a contagiarse. Serán las mismas que no salen a la calle desde el 14 de marzo; el resto, lo hará con las mismas precauciones con las que vamos a comprar el pan, indica Paloma Román, directora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid. Podemos decir sin mucho riesgo de equivocarnos que estas elecciones serán menos participativas que las de 2016, sostiene Bartomeus. Las encuestas marcan claramente un resultado y dejan muy pocas incógnitas por el camino y esto puede desincentivar el voto de quienes creen que no van a poder cambiar nada pero también de los que creen que tienen el resultado que esperan asegurado. Román coincide en que estas son unas elecciones de refrendo.

El coronavirus las condiciona, dice la experta, en dos planos: un momento de votación es un momento de compromiso con los demás, y en esta pandemia todo lo comunitario se ha potenciado, pero también la oferta de los partidos está muy condicionada. El mensaje gira en torno al coronavirus, que ha enterrado cualquier otro tema. Estamos a otra cosa, a lo que nos ha pasado, insiste.

Para Bartomeus, el voto de Podemos en Euskadi y Galicia, relativamente joven, es muy susceptible de desmovilizarse, pero también pone como ejemplo la mayoría absoluta que señalan las encuestas en Galicia: Una parte del electorado de Feijóo, confiando en que su partido va a ganar y sabiendo que el covid tiene un efecto más pernicioso sobre la gente mayor, puede decidir quedarse en casa y no exponerse.

Para evitar el miedo al contagio se pusieron en marcha campañas para potenciar el voto por correo, que ha batido récords en ambas comunidades. En el País Vasco las solicitudes han aumentado un 140% con respecto a 2016, y en Galicia, un 60%. Ahora hay quienes ven en este mecanismo la solución a los problemas de seguridad. Pero el reloj sigue avanzando y la incertidumbre sigue instalada en la primera cita postcovid con las urnas.