Enfrentados por la composición del futuro Gobierno, ni PSOE ni Podemos tenían excesivas esperanzas en la nueva reunión, la quinta, entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para abordar la investidura. Pero la cita de ayer -de una hora y tres cuartos- fue aún peor de lo previsible. Los socialistas sostienen que el líder morado se enrocó en la reclamación de una vicepresidencia para sí mismo y se negó a discutir nada más, táctica que «reventó» el encuentro. Podemos lo desmiente y cree que Sánchez acabará cediendo tarde o temprano a una coalición.

Que los puentes no se han roto y que hay tiempo para llegar a un acuerdo lo admiten ambas partes, pero a dos semanas de la investidura, lo cierto es que la relación se ensucia con acusaciones mutuas y que la negociación no arranca. «Está encallada en el kilómetro cero», admiten en la Moncloa, sin dar pistas de qué caminos pueden transitar Sánchez e Iglesias tras esta cita.

Las posiciones, en el fondo, están como antes: Iglesias sigue reclamando una coalición, con ministros socialistas y morados, en la que él debería tener una vicepresidencia. Y Sánchez continúa respondiendo que no, que solo está dispuesto a nombrar a miembros de Podemos en puestos intermedios de la administración y a independientes propuestos por Iglesias en carteras.

EL DOCUMENTO / Sánchez acudió a la cita, en el Congreso, con el documento que el lunes aprobó el PSOE, un resumen del programa electoral que debería servir para empezar a hablar de las políticas a aplicar. «Iglesias reventó la reunión desde el principio», lamentan fuentes gubernamentales. Según indican, se negó a aceptar el dosier socialista y también a poner en marcha un equipo negociador hasta que Sánchez le concediese «una vicepresidencia». La idea la resumió la portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra: «A Iglesias le preocupan más los nombres del Consejo de Ministros que la política».

SIN MAYORÍA ABSOLUTA / Podemos desmiente que Iglesias se enrocase en pedir la vicepresidencia. El líder morado no compareció en rueda de prensa, pero se mostró convencido de que Sánchez cederá. «Más tarde o más temprano convenceremos al PSOE de que se mueva y de que tiene que ser flexible», dijo, brevemente. Fuentes autorizadas acusaron al candidato socialista de querer «imponer un Gobierno de partido único». «No es sensato que el PSOE actúe como si tuviera mayoría absoluta cuando no la tiene», señalaron.

Y aseguraron que Sánchez había trasladado a Iglesias que «llevará al país a elecciones si no cuenta con apoyos en la investidura de julio». El PSOE lo negó y advirtió de que si se deja caer a Sánchez en la investidura de julio no habrá «segundas oportunidades». A pesar de los reproches mutuos, los socialistas insisten en que su mano sigue tendida. «Si el problema no son los nombres, sentémonos mañana mismo», retó Lastra.

Para estas negociaciones se ha establecido un comité negociador formado por la portavoz en el Congreso, Adriana Lastra; la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, y los miembros de la ejecutiva federal, Francisco Salazar y María Luz Martínez Seijo.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ayer. DAVID CASTRO

REUNIÓN CON CASADO / Sánchez se reunió con el presidente del PP, Pablo Casado, que volvió a trasladarle que su formación no facilitará la investidura porque el país se quedaría «sin alternativa». Planteó llegar a pactos de Estado durante la legislatura, pero rechazó una abstención: «No se le puede pedir al PP que resuelva los problemas de Sánchez». El PSOE le respondió que el primer pacto de Estado debería ser el no bloqueo. «Nosotros no nos podemos abstener en la investidura, ni en la de ahora, ni en la segunda votación, ni si decide presentarse a otra», afirmó Casado, quien consideró que esta postura es «compatible» con dar estabilidad a través de pactos de Estado con el Gobierno que se configure.

El PSOE no ha citado todavía a PNV, ERC y Compromís -cuyo no bloqueo es imprescindible- a nuevas reuniones, según confirman estas formaciones.

Por su parte, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, volvió a dejar ayer claro que no se va a reunir «por tercera ni cuarta vez con Pedro Sánchez» porque su proyecto es «antagónico» al planteamiento «inclusivo, abierto y liberal» que defiende la formación naranja. Rivera justificó ayer, en rueda de prensa, de este modo su negativa a mantener otro encuentro con el candidato socialista al Gobierno.