Cristóbal Montoro repite como ministro de Hacienda y Función Pública en el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy, si bien perderá la cartera de Administraciones Públicas, que será asumida por la viepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría.

Cristóbal Montoro (Jaén, 1950) ha sido ministro de Hacienda durante 10 años. Cinco de ellos, entre el 2000 y el 2004, con José María Aznar como presidente del Gobierno y conRodrigo Rato como vicepresidente económico (entre 1996 y el 2000 había sido secretario de Estado de Economía). Otros cinco, entre finales del 2011 y el 2016, con Mariano Rajoy. Son más de diez Presupuestos del Estado a sus espaldas y que ninguno de ellos se haya cumplido no ha impedidohasta ahora la continuidad de Montoro, un hombre fiel al Partido Popular, con muchos y potentes anclajes dentro de él.

En el Gobierno anterior, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, pasaba por ser una de sus principales valedoras; una alianza muy útil sobre todo en los momentos de fricción con el ministro de Economía, Luis de Guindos, cuyas mutuas desavenencias con Montoro han sido imposibles de soterrar --y, a veces, ni siquiera de disimular-- durante la anterior legislatura, del mismo modo que también se hacía muy evidente la excelente relación entre el titular de Hacienda y Fátima Báñez.

Al hasta ahora ministro de Hacienda y de Administraciones Públicas se le cae a partir de esta legislatura la última de las carpetas. La competencia política de Administraciones Públicas recaerá en Santamaría, a quien se le presume más mano izquierda para poder dialogar con los presidentes y responsables autonómicos en una legislatura que tiene por delante el reto agravado del soberanismo catalán y el de un nuevo modelo de financiación autonómica, cuyos números seguirán no obstante bajo el control de Montoro.

EL MINISTRO PEOR VALORADO

Haber sido durante mucho tiempo el ministro peor valorado del Ejecutivo es algo que Montoro siempre ha creído que estaba dentro del cargo del titular de Hacienda. Sobre todo, en un periodo en el que le ha tocado poner cara a la austeridad. En diciembre del 2011 y en julio del 2012 fue el ministro del mayor ajuste de la democraciay el de la mayor subida de impuestos de la historia reciente.

Haber sido después el autor de la intensa rebaja fiscal que entró en vigor en el 2015 apenas le ha servido para ganar algo de popularidad, sobre todo porque esa reforma fiscal es el origen de las nuevas amenazas que ahora llegan desde Europa, en forma de posibles multas. Tampoco le ha hecho más popular el ingente Plan de Pago a Proveedores pese a que la inyección de más de 40.000 millones en el sector privado fue la verdadera medida de impulso económico de la anterior legislatura.También ha sido el ministro de laamnistía fiscal, y el de la subida del IVA cultural; así como el ministro que está detrás de la acusación de delito fiscal que pesa sobre su anterior jefe, Rato.

A cambio de suscitar tanta antipatía --que casa mal con laafabilidad de sus relaciones personales--, es sabido el poder que atesora todo ministro de Hacienda, que es el poder de decir 'sí' o 'no' a todo el mundo, incluso a sus compañeros de Gabinete.

CONTROL A LAS AUTONOMÍAS

Durante todo este tiempo, Montoro también ha sido la cara de la austeridad ante las comunidades autónomas, cuyas cuentas ha conseguido embridar por la vía de una intervención de facto de la mayor parte de ellas. En un contexto en el que las autonomías no podían acudir a los mercados financieros, Montoro ha utilizado elFondo de Liquidez Autonómica (FLA) para hacer llegar dinero barato --incluso gratis-- a las autonomías a cambio de un control férreo de sus cuentas y de sus estrechos márgenes de política económica. El severo esquema de palo y zanahoria le ha granjeado antipatías en la mayor parte de las autonomías

Montoro es doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Cantabria. Fue director del servicio de estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE) antes de adentrarse en la política, donde además de alto cargo ha sido diputado y eurodiputado. Su breve paréntesis por el sector privado, con la creación del despacho de asesoría Equipo Económico, le ha provocado sinsabores por parte de quienes han querido buscar contratos públicos ganados por esta firma.