Aliados en la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña, el Gobierno y el PSOE dieron ayer versiones muy distintas sobre el contenido de su pacto territorial. Según los socialistas, el apoyo a la suspensión de competencias autonómicas, destitución de todo el Govern y convocatoria inmediata de elecciones tuvo como contrapartida que Mariano Rajoy se comprometiera, por fin, a abordar la reforma constitucional. Desde el Ejecutivo central, su portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, contestó que eso no había sido así en ningún caso, que Rajoy solo aceptó un simple estudio del modelo autonómico. El PP consuma así el giro iniciado a mediados de esta semana, y ahora vuelve a estar donde ha estado tradicionalmente en esta materia, con los mismos recelos de siempre ante un posible cambio en la Carta Magna.

«Hay que ser serios y responsables. Si no hay consenso suficiente, será muy difícil [acometer cambios en la Constitución]», dijo tras el Consejo de Ministros Méndez de Vigo, invitando a Unidos Podemos, los partidos independentistas catalanes y el PNV a sumarse al debate abierto en la comisión territorial del Congreso.

El pasado miércoles, durante la puesta en marcha de ese órgano parlamentario, que durante seis meses estudiará las deficiencias y posibles mejoras del modelo autonómico, los populares ya dijeron que no estaban allí «con la idea de reformar la Constitución».

El mensaje supuso un jarro de agua fría para los socialistas, que hasta el momento habían presumido de haber logrado mover al PP, y la sensación se vio incrementada por las ausencias del partido morado y las fuerzas soberanistas, que no descartan sumarse a la comisión territorial tras los comicios catalanes del 21 de diciembre. El PP se agarra ahora a la incomparecencia de esas formaciones para justificar su escaso entusiasmo ante una reforma constitucional que debería abordarse una vez finalizados los trabajos de ese órgano parlamentario. Los socialistas, en cambio, siempre han mantenido que el consenso no tiene por qué ser una condición previa, sino que se debe fraguar al mismo tiempo que se encarga la reforma constitucional.

ESPERANZA TRAS EL 21-D / El PSOE procura no trasladar decepción ante este giro del PP. Los socialistas creen que se trata de un cambio motivado por la cercanía de las elecciones y que después del 21-D todo volverá a su cauce: los grupos ausentes se sumarán a la comisión sobre el modelo autonómico y los populares volverán a abrirse al cambio en la Constitución. Sánchez dijo este viernes que seguía creyendo en Rajoy. Al menos, en este apartado.

«Nosotros somos un partido serio, yo me tomo la palabra del señor Rajoy de forma seria. Hasta que no le escuche una cosa distinta de lo que a mí me ha dicho, doy por buenas sus palabras. No he escuchado al presidente del Gobierno decir esta boca es mía, así que sigo confiando en su palabra», dijo el secretario general del PSOE, que al mismo tiempo profundizó en la distancia que le separa en materia territorial de Rajoy y Albert Rivera, líder de Ciudadanos. «El PP y Ciudadanos están teniendo un discurso recentralizador. A nosotros no nos van a encontrar ahí», dijo Sánchez.

Los socialistas habían pedido el día antes la comparecencia de Sáenz de Santamaría para que explique la presunta injerencia de Rusia y Venezuela a favor de la independencia de Cataluña. El Gobierno apelo al sentido de Estado de todos los partidos políticos para que en este tema seamos cautos y prudentes», concluyó Méndez de Vigo.