Ángel Boza, el miembro más joven de 'La Manada' y condenado a nueve años de cárcel, volverá a entrar en prisión tras la comisión de un delito como ya le sucedió, aunque solo durante 23 meses, tras la agresión sexual cometida durante los sanfermines de 2016. El juez de guardia de Sevilla ha ordenado esta noche anoche su encarcelamiento, comunicado y sin fianza como solicitaba la Fiscalía, por un delito de robo con violencia, castigado en el Código Penal con entre tres y cinco años de cárcel. Fuentes judiciales explicaron que este es el único delito por el que ingresará en prisión, ya que como señaló su letrado Boza no ha roto ninguna de las medidas cautelares impuestas por la Audiencia de Navarra para la libertad provisional.

La defensa de Boza ya ha anunciado que recurrirá. El joven prestó ayer declaración ante el juez de guardia por el robo de las gafas y la posterior agresión a dos guardias. Pese a que le habían grabado las cámaras de seguridad, Boza negó ante la Policía cualquier robo en un centro comercial de Sevilla, e incluso aseguró que fueron los guardias de seguridad del establecimiento quienes se le echaron encima y “golpearon su coche” cuando salía del parking. Sin embargo, ya ante el juez reconoció la sustracción, aunque siguió asegurando que no intentó atropellar a los vigilantes.

Más robos

Horas antes de su ingreso en prisión, su defensa reconocía que el arresto fue un “jarro de agua fría” que volvía a poner toda la atención mediática sobre los cinco jóvenes. "Aunque no son un ejemplo absolutamente de nada”, un mes después de su puesta en libertad habían logrado empezar a recuperar cierto anonimato y normalidad. Y consideró “injusto” que el asunto afectara por extensión al resto de condenados. Ya en los mensajes de 'la Manada' se habían hallado referencias a otros robos, también de gafas de sol, en una óptica de San Sebastián antes de viajar a Pamplona en el 2016.

El atestado de la Policía era bastante sólido. Según un portavoz del cuerpo, el joven acudió al local y se interesó por unas gafas de sol valoradas en 200 euros. En un descuido, les quitó la alarma y dio el cambiazo por otras que llevaba consigo, con las que se dirigió hacia el párking sin saber que había sido grabado por las cámaras. Los vigilantes intentaron pararle, pero Boza no hizo caso e, invadiendo el carril contrario, huyó del lugar. Al salir les arrolló, lesionandoles en el costado y una mano respectivamente.

La Policía Local, alertada por los responsables del establecimiento, le dio el alto en una avenida cercana. Según el atestado, a los agentes les preguntó si se trataba de algo relacionado con el agente que le golpeó el vehículo, negando cualquier supuesto robo, aunque guardó las gafas en la guantera cuando vio acercarse al agente.

Fuentes del TSJA confirmaron que el joven disponía del permiso de conducir en vigor, que le había sido retirado hasta en dos ocasiones por conducir superando la tasa máxima de alcohol y otras infracciones.