El interrogatorio de los testigos propuestos por la defensa del líder de la ERC, Oriol Junqueras, y de Raül Romeva ha provocado continuas interrupciones por parte del presidente del tribunal del 'procés', Manuel Marchena, por remontarse a 1934, intentar colar el ideario del principal acusado o tratar de introducir "un peritaje jurídico" a través de un testigo. Y ahí el magistrado ha perdido la paciencia: "No puedo permitir que el juicio se convierta en una disertación de un constitucionalista. Es un insulto a los miembros del tribunal".

Era el séptimo testigo. Enoch Albertí, catedrático de Derecho Constitucional, trató de explicar con todo lujo de detalle el libro blanco para la transición nacional, centrándose especialmente en el derecho de autodeterminación. Marchena le interrumpió y recordó al letrado que le preguntaba, Benet Salellas, que como él sabía, el sistema judicial español "no permite el peritaje jurídico". Añadió que los miembros del tribunal conocen el libro blanco y algunos hasta se lo habían leído "de la primera a la última página".

El magistrado aún fue más allá: "No podemos permitir que el juicio se convierta en una lección de un catedrático a los magistrados del Supremo. La Sala no puede escuchar una lección de Derecho Constitucional".

A continuación Salellas recondujo sus preguntas y pudo seguir ahondando en el libro blanco con el siguiente testigo, Joan Vintró, exletrado del Parlamento catalán que también formó parte del consejo asesor que lo redactó. El experto sostuvo que las referencias de ese documento a la movilización ciudadana para forzar una negociación con el gobierno en ningún momento preveían el uso de la fuerza o de la violencia.

NO VIOLENCIA

Previamente, habían declarado varios testigos en relación con el Diplocat, como el primer teniente de alcalde Barcelona, Gerardo Pisarello, que explicó que el ayuntamiento recurrió su disolución por no haberse consultado a los miembros del consorcio que lo componían.

También lo hizo la alcaldesa de Sant Vicenç dels Horts, Mayte Aymerich, que relató al tribunal del 'procés' cómo acompañó al líder de ERC, Oriol Junqueras, a votar, después de que el colegio del municipio en el que estaba previsto fuera clausurado por los Mossos, y él dirigió unas palabras a las personas que esperaban para participar en el referéndum ilegal, en las que pidió "serenidad", porque estaba convencido de que a través de esa actitud defenderían "la democracia".

Según la testigo, cuando Junqueras se dirigió a sus vecinos ya se conocían las imágenes de "violencia" que se habían vivido en otros colegios por parte de las fuerzas de seguridad. Aymerich aprovechó entonces para asegurar que el exvicepresidente de la Generalitat "siempre que tenía una intervención pública" y mantenía en el Gobierno catalán "que la única manera de conseguir la independencia de Cataluña era por la vía del diálogo, democrática y pacífica". Marchena la interrumpió porque el ideario de Junqueras excede el objeto del proceso.