El juicio del 'procés' volvió este martes a llenarse de votantes del 1-O. En esta ocasión propuestos por el expresidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sànchez y los 'exconsellers' Jordi Turull y Josep Rull. Durante el interrogatorio el presidente del tribunal, Manuel Marchena, se vio obligado a llamar la atención al fiscal Fidel Cadena por reprochar a una de las testigos haber votado en el referéndum prohibido por el Tribunal Constitucional.

"Ella en principio es libre de decidir si vota, no vota; si lo considera legal, si lo considera ilegal. No puede usted en la pregunta formularle un reproche por haber ido a votar", interrumpió el magistrado al representante del ministerio público cuando le preguntaba si, pese a saber que el Constitucional había suspendido la consulta y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña la había prohibido, había ido a votar. Una vez marcados los límites del interrogatorio, continuaron declararon votantes del 1-O.

Previamente el tribunal había escuchado cómo los catalanes celebraron la "fiesta de la democracia", en palabras de Joan Porras, conocido por ir cada a noche a Lledoners a dar las buenas noches a los políticos presos, en un colegio de Manresa, en el que en un principio no se dejó pasar a los mossos y horas después se les permitió recoger las urnas. A la pregunta fiscal de si sabía que el referéndum estaba prohibido, el joven respondió: "No recuerdo si sabía que lo había prohibido, pero si votar es un delito tendríamos que estar sentados en el banquillo millones de catalanes".

Luego siguió, entre otros, Virginia Martínez, profesora de secundaria jubilada, que contó cómo los agentes la redujeron y se burlaron de ella llamándola "subnormal" y grabando un vídeo mientras la tenían tumbada en el suelo. Carme Budé, por su parte, destacó su derecho a votar, aunque sabía que el TC había suspendido el referéndum, y explicó que había ido a las siete de la mañana al colegio "para no perderse ningún detalle".

Budé, que se cuidó de resaltar que contestaba por imperativo legal a Vox, señaló que se insultó a los agentes, "como comprenderá después de la paliza" que les había dado, pero sin recordar concretamente los que se utilizaron.

"CREÍ QUE NO SE TENDRÍA EN CUENTA"

Martí Carreras, que votó en Gerona, explicó al tribunal que estaban en el centro "no para impedir" la actuación policial, "sino para dificultarla" y relató cómo los bomberos se pusieron entra la gente y los policías para evitar que la primera fuera golpeada. "No hablaban con los bomberos y les dieron muy fuerte. A la gente lo que hacían eran golpes para separarnos y que no nos acercáramos más", señaló.

"Yo siempre entendí que ilegal es que no iban a tenerlo en cuenta y por eso aún tenía que ser más impresionante, que votaríamos muchos y que sería incontestable lo que se votaría", respondió Carreras a la pregunta de la fiscal Consuelo Madrigal de si sabía que el TC había prohibido el referéndum.