De la decena de testigos que comparecieron ayer ante el tribunal del procés destacó el primero. El comisario Juan Manuel Quintela, jefe de la Brigada de Información de Cataluña, nada más llegar a la sala de vistas contribuyó a apuntalar dos de los pilares en los que la fiscalía apoya su acusación: denunció ataques contra la Policía Nacional, que «no han cesado hasta el día de hoy», aunque antes tuvieran «más intensidad», y fue muy crítico con la actuación de los Mossos, a los que acusó de hasta 271 comunicaciones informando de su posición y de haber sometido a vigilancia a más de 200 de sus vehículos.

Quintela dijo «sentirlo mucho», pero había jurado decir «la verdad», por lo que no podía ocultar que la Policía de la Generalitat tuvo una actitud «pasiva, y en algunos casos de obstaculización; no de colaboración» para evitar el referéndum, pese a que la mayor responsabilidad recaía sobre sus hombros. Según sus explicaciones, la Policía Nacional debía actuar a requerimiento de los Mossos, lo que se intentó cumplir hasta el 1-O, pese a que publicitaron su pauta de actuación para no poder cerrar los colegios.

«Estábamos en un clima de desconfianza que iba in crescendo y lo que vimos el 1-O fue lo que determinó a nuestros responsables a sustituir las funciones de los Mossos», cuando ni siquiera acudieron a apoyar a los agentes que trataron de cumplir su obligación de impedir la votación.

Y todo ello en «una situación generalizada de desobediencia, en un ambiente casi prerrevolucionario que hacía muy peligroso sacar a la gente a la calle, sabiendo que la policía iba a intervenir, como así fue», respondió a las defensas. Para entonces ya había explicado que en septiembre «hubo muchos incidentes» que luego cifró en 80, entre «ataques» a comisarías, a cuarteles y a sedes de partidos políticos. Quintela, que admitió estar imputado como máximo responsable policial del operativo que intervino carteles del 1-O en la sede de la CUP, aseguró que de no haber sido tan «contenida y mesurada» la actuación policial desarrollada el día del referéndum habría habido muchos más heridos.