Decía el general Douglas MacArthur que cada derrota puede explicarse con dos palabras: "Demasiado tarde". Pueden llamarlo también paradoja, oportunidad perdida, sonrisa del destino o aprendizaje tardío, pero lo cierto es que cuando la izquierda sumó tanto como para superar al bloque conservador, PSOE y Podemos no se entendieron, y ahora que asumen que deben alinearse, ya han dejado de sumar. En julio del año pasado las fuerzas progresistas unidas aventajaban en tres puntos a PP y Ciudadanos. Ahora están cinco puntos por debajo de los partidos del centroderecha (41,6% frente a 46,4%), según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

Tanto la encuesta pública como las privadas coinciden en que las dificultades de la izquierda para alcanzar la anhelada hegemonía estriban, en buena medida, en la debilidad de los liderazgos de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias al frente del PSOE y Podemos.

La luna de miel de Sánchez con sus simpatizantes ha terminado y aunque él asegura que se toma con "deportividad" las encuestas, los datos son inquietantes. Al 59,9% de sus bases, Sánchez le inspira poca o nula confianza, frente al 43,8% de julio del año pasado, poco después de ganar a Susana Díaz en las primarias. Además, su valoración entre el electorado en general ha bajado y es el peor puntuado entre los suyos: solo le dan un 5,69.

JEFES INVISIBLES

"Estamos perdiendo votos hacia el centro y Podemos se recupera", explican los críticos con Sánchez, que ven "desaparecido" al secretario general. "Pensábamos que compensaría su falta de escaño en el Congreso con una mayor presencia fuera. Actos potentes, una rueda de prensa semanal… Pero nada de eso está pasando. Sus mensajes no calan. Y las banderas tradicionales del partido, como la igualdad y las pensiones, ya no son nuestras", señala un diputado. Otro parlamentario se lamenta de la falta de contacto con los líderes territoriales, a quienes Sánchez ha reunido una sola vez desde que recuperó el cargo.

Los críticos lamentan que el jefe socialista está desaparecido y que su mensaje no cale

La fragilidad de Iglesias también lastra las posibilidades de su partido. Es, después de Mariano Rajoy, el líder peor valorado con una nota media de 2,77. La opinión entre sus propias filas no es nada alentadora. Sus bases le dan un 5,85. "Está desaparecido, no marca titulares, su imagen va de bandazo en bandazo", admite un diputado.

CATALUÑA DESMOVILIZA

La debilidad de la izquierda se observa también en la desmovilización de su electorado. Hay 12 puntos más de indecisión entre los votantes del PSOE y Podemos (37,6) que entre los de PP y Cs (25,3).

Esa ausencia de liderazgo se ha visibilizado especialmente ante el conflicto territorial, que se ha instalado como tema central en la agenda política para desesperación de una izquierda que intenta sin demasiado éxito hablar de cuestiones sociales. "Los temas que están en agenda no son ganadores para la izquierda y los liderazgos no convencen, así que tienen un verdadero problema. Se pueden hacer cosas. Pero ya todo no es posible. PSOE y Podemos no pueden darle completamente la vuelta a la tortilla. Esa posibilidad se aleja cada vez más", sostiene el politólogo de la Universidad Carlos III Pablo Simón.

A su juicio, Cataluña va a seguir imponiendo los ritmos. Aunque se camine hacia la formación de un nuevo Govern tras la investidura de Quim Torra, queda pendiente toda la esfera judicial, y además Cs va a hacer su campaña del 2019 en clave catalana. "[Manuel] Valls en Barcelona va aumentar la polarización. Va a hablar más de Cataluña y menos de temas locales. Y en esto Ciudadanos y los nacionalistas tienen un interés mutuo", opina.

¿Puede la izquierda cambiar la agenda? Es complicado. PSOE y Podemos tratan de impulsar la causa feminista, pero saben bien que esa corriente de fondo en la sociedad no necesariamente implica una traslación electoral.

AUTONOMÍAS EN JUEGO

Mientras, las fugas continúan ensanchando el voto conservador. Ciudadanos se nutre de un 7,5% de votos del PSOE y un 3,7% de Podemos. Con este mapa, recuerda Simón, Cs decidiría quién gobierna en comunidades ahora en manos del PSOE como Aragón, Castilla-La Mancha o Baleares. Y otras del PP, como Madrid.

Los socialistas defienden el triple empate (PP-Cs-PSOE). Podemos, aupado a segundo lugar en la encuesta de Metroscopia, sostiene que "cualquiera puede ganar". En política, a un año vista, casi todo es posible. Pero por ahora ninguna encuesta da a la izquierda fuerza para sumar.