La princesa Leonor llevó ayer a cabo su primera intervención pública, leyendo el artículo 1 de la Constitución. Lo hizo con soltura y ritmo. La hija de Felipe VI cumplía 13 años, fecha que coincide con el 40 aniversario de la aprobación de la Carta Magna por las Cortes, y dio un paso más como heredera.

Precedida por su padre, seguida por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y arropada por los principales responsables de instituciones y partidos, la cita, celebrada en la salón de actos del Instituto Cervantes, estuvo calculada al milímetro. Primero, Felipe VI leyó el preámbulo de la Constitución, después de trasmitir el «gran honor» que para él suponía esta convocatoria, donde, además de personalidades de la política, la judicatura y la cultura, ciudadanos anónimos repasaron la Carta.

Al acabar, sonriente, Felipe VI le hizo un gesto a su hija para que subiera al atril, donde le esperaba un pequeño escalón con el que acercarse al micrófono. El Monarca se quedó a su lado. Leonor ha aumentado su exposición pública durante este año. En enero, recibió de manos de su padre el Toisón de Oro, insignia de una de las órdenes dinásticas más prestigiosas. En septiembre, celebró los 1.300 años del reino de Asturias, junto a los centenarios de la coronación de la virgen de Covadonga y del Parque Nacional Picos de Europa. Fueron hitos en la carrera de la princesa, como el acto de ayer. Pero entonces, a diferencia de esta vez, no tuvo ninguna intervención.

Así, Leonor leyó: «España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria», dijo, ladeando un poco la cabeza al final, con expresión divertida. Felipe, a su lado, la miró con orgullo.