El líder de ERC, Oriol Junqueras, ha sido el primer acusado en hacer uso su derecho a la última palabra, y lo ha dedicado, en línea con el eje de su declaración inicial ante el tribunal, a la necesidad de diálogo. Por eso ha pedido al tribunal que durante 52 días le ha juzgado por los delitos de rebelión y sedición que "devuelva el asunto a la buena política".

El político catalán optó por incidir en el mensaje con el que cerró su abogado, Andreu Van den Eynde, su absolución. Agradeció al tribunal la oportunidad de "darle voz, después de tanto tiempo privado" de ella y recordó la importancia de ser oído parafraseando los primeros versos del Cancionero de Petrarca, para dirigirse a quien le quiera escuchar.

Junqueras se definió como "padre de familia y profesor", con una "vocación política tardía", surgida de su "vocación de servicio público". Insistió en su "compromiso con la bondad y dignidad humana" y declarando su odio a la mala política que no escucha y que ha trasladado al tribunal "la responsabiliad de dictar sentenciar. Lo mejor para todos sería devolver el asunto a la buena política", concluyó.

ROMEVA: INSTRUMENTALIZAR EL ODIO

Mucho más extenso ha sido su compañero de partido, Raül Romeva, quien criticó a las acusaciones por buscar "escarmentar a una ideología", basada en "un sesgo en absoluto disimulado en unos informes que tratan de dibujar una realidad que nunca ha existido" y que "no por repetirlo se convierte en realidad". En su opinión es una "instrumentalización del concepto de odio", en el que "han querido convertirlo en un odio contra España, contra el Estado, pero es falaz e irresponsable, porque no han podido aportar ni una sola prueba que demuestre tal odio".

"Apelo e insto a todos aquellos demócratas a que podamos conjuntamente construir una realidad en la que no haya juicios políticos ni presos políticos. Entendemos que en una situación de conflicto hemos de poner todos los medios para que todo el mundo se pueda opinar y expresar. (….) El derecho de autodeterminación se tiene que hacer sin violencia y apelo a los que apuestan por la unidad que con la represión no van a convencer por los que se sienten expulsados de este Estado o apuesten por una república. La situación ante esta situación se llama política y más allá democracia. Nosotros somos políticos haciendo política", aseguró.

Señaló que en el banquillo no solo se sientan los 12 acusados, sino "dos millones de personas que esperan una ecisión sea valiente" y que "no cambiarán su opinión por lo que ocurra en este el juicio. Seguiremos con la mano tendida y con el verbo sereno, con una mirada global".

FORN: FRACASO DE LA POLÍTICA

El 'exconseller' de Interior Joaquim Forn se refirió a sus 17 años en política y negó que su "actuación como miembro del Gobierno catalán tuviera como objetivo proclamar la independencia usando la violencia". Y consideró "un fracaso de la política" el juicio al que se han tenido que enfrentar. "Esta voluntad de pacto se manifestó antes y después del referéndum. Nuestras demandas no recibieron respuesta por parte del Gobierno español. El 1-O fue más que un referéndum fue una manifestación a favor de las libertades, de la democracia y el derecho a decidir", afirmó para continuar que "los gobernantes responsables tienen el deber de preguntarse cuál es el motivo de tal movilización" y "judicializar un conflicto político",

Tras insistir en que los Mossos siempre cumplieron las órdenes judiciales y de la fiscalía, recordó que volvió de Bruselas para declarar ante la jueza Carmen Lamela. Concluyó condenando la intolerancia o actitud violenta y declarándose convencido de que "a través del dialogo se puede resolver el conflicto".

TURULL: "ESTOY AQUÍ POR MIS IDEAS"

Jordi Turull, por su parte, aseguró que se sienta en el banquillo por sus ideas políticas, porque no renunció a su actividad política, y que él siempre se ha dedicado al "pacto y al acuerdo". El 'exconseller' de Presidencia, en la línea de Romeva, señaló que las acusaciones confunden "discrepancia y protesta con ataque y falta de respeto; se confunde crítica con ataque o es que a los independentistas se nos quiere aplicar unas reglas distintas al resto de los mortales", se preguntó.

Consideró "inaudito que de la suma de actos legales y lícitos, reuniones habituales en política o actos que no tiene reproche penal se puedan construir los delitos más graves que tiene el derecho penal", lo que atribuyó a que se intenta "solucionar un problema político con respuestas judiciales", pese a que él y sus compañeros siempre "intentaron un acuerdo y la respuesta del Estado ha sido el silencio o la amenaza como bandera".

"La política en mayúscula ha pasado a mejor vida y descabezándonos a nosotros no se va a descabezar al independentismo. No se va a descabezar la voluntad de ser y decidir del pueblo de Cataluña", afirmó antes de negar que la violencia haya "formado parte del código de la sociedad catalana". El 1-O no hubo "masas, ni turbas; había personas y gente ejerciendo su derecho. Allí donde algunos han dicho miradas de oído, yo le puedo hablar de miradas festivas y de ojos brillantes. No había murallas humanas, hubo montañas de dignidad democrática". Visiblemente emocionado se declaró "un enamorado de Cataluña" y un ferviente defensor del derecho a la autodeterminación y "defendiendo que el diálogo es el camino".

RULL: "NO HAY CÁRCELES PARA ENCERRAR A UN PUEBLO"

Pero el más extenso de todos los acusados fue Josep Rull que, tras sostener que a él se le acusaba de rebelión por cuatro hechos puntuales, como denegar el atraque del barco en el que se alojó la policía por razones técnicas, se remontó al siglo XIV y a la Constitución del 78, que recordó que contó con más apoyo en Cataluña que en el resto de España. "Cataluña como nación existe antes de la Constitución", remachó.

"Ustedes han decidido que no vea crecer a mis dos hijos, pero sea cual sea su sentencia no van a impedir que les pueda dar el legado de la dignidad de haber defendido unas ideas legítimas y nobles, testimonio de nuestro compromiso, de nuestra lucha tenaz para vivir en un país mejor, en una república catalana en la que sea imposible que alguien sea encarcelado por sus ideas. No existen suficientes cárceles para encerrar el anhelo de libertad de un pueblo", concluyó Rull, que terminó emocionado. No fue el único, su abogado, Jordi Pina, también acabó secándose las lágrimas.

SÀNCHEZ: "USO Y ABUSO DE PRISIÓN PREVENTIVA"

En su turno el expresidente de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) Jordi Sànchez, que también se emocionó al hablar de su familia, aprovechó para criticar "el uso y abuso que se hace en España de la prisión preventiva", un aspecto que lleva a las personas a declararse culpables de delitos que no han cometido solo para quedar en libertad. Al tribunal les atribuyó la responsabilidad de no agravar la crisis política. "Ojalá su sentencia sirva para solucionar un problema que solo es político", señaló.

"Salvo que queramos transmutar el concepto de violencia en un concepto etéreo. No podrán convencer a la gente que vivió el 1-O de que eso fue una jornada de violencia; fue un gran acto de desobediencia en Europa, por la gente que participó, más de dos de millones de personas. Fue un acto de afirmación de dignidad y eso es lo que tendrán que juzgar y valorar", afirmó. "Deben ser muy conscientes de que con su sentencia se van a regular una serie de derechos fundamentales, lo que es muy importante para el futuro de la democracia en España", dijo antes de pasar a hablar de organismos que merecen respeto cuando hablan de Venezuela o Turquía, como Amnistía Internacional o el grupo de trabajo de la ONU que calificó de arbitrarias sus prisiones preventivas.

"En Cataluña habrá urnas y votantes con el acuerdo del Estado español. En política y democracia no hay puertas que se resistan a lo que la ciudadanía pide. La mayoría en Cataluña conseguirá abrir una puerta con una urna. Lo que estoy seguro es que este acuerdo llegue, como han hecho los escoceses", terminó desean al tribunal "toda la luz" y "lo mejor a las acusaciones", aunque está convencido de que son conscientes de lo que han exagerado.

FORCADELL: EL JUICIO NO HA SERVIDO DE NADA

La expresidenta del Parlamento catalán Carme Forcadell, vestida con un traje de chaqueta amarillo, optó por recordar lo difícil que es entender por qué el resto de la Mesa será juzgada por desobediencia y ella por rebelión. Considera que es inexplicable, que después 447 días en prisión y 52 de juicio, porque no ha diferido en nada. "Mi voto fue tan importante o tan poco importante como los suyos. No existe ningún correo que justifique su separación del resto de la Mesa del Parlament", sostuvo. De ahí, afirmó, se deduce que "está siendo juzgada por su trayectoria política, no por sus actos", porque como presidenta del Parlamento catalán siempre defendió que la palabra en la Cámara "sea libre". "La censura no debe entrar en el Parlament", agregó.

Consideró que "estos cuatro meses de juicio no han servido de nada" y como "prueba de ello" citó "los descarados intentos de cambiar la realidad", al otorgarle funciones que "el reglamento del Parlament no permite. Las iniciativas parlamentarias no son de la Mesa sino de los grupos políticos. Durante este juicio se ha realizado un extraordinario esfuerzo para visibilizarme, para que saliera mi nombre cuantas más veces mejor, para incriminarse con falsos testimonios, sin ninguna prueba".

BASSA: "SOY INOCENTE"

La 'exconsellera' de Trabajo Dolors Bassa se declaró "inocente" y reclamó al tribunal que tenga en cuenta que "no solo determinarán la etapa final de mi vida, sino un principio de una solución de muchas personas. Les hago reflexionar que su sentencia no será sobre mi libertad, sino la libertad en mayúscula de muchas generaciones".

Se declaró "a veces indignada y a veces entristecida" por lo que ha visto en el juicio y declaró que "durante los 22 meses" que fue 'consellera' actuó "honestamente y como servidora pública". "No quería desobedecer la demanda del 80% de la población que quería votar. Si en algún momento hubo tensión política, siempre creí que era un conflicto político transitorio. Por lo tanto, la intención era negociar y no poder en jaque el orden constitucional. Siempre he rechazado la violencia. Les pido una sentencia absolutoria y mi libertad para esperar la sentencia en casa", alegó.

CUIXART: UNA SENTENCIA NO CAMBIARÁ A LOS CATALANES

El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, dijo no estar arrepentido y actuar "en base a su conciencia". Sostuvo que parece que con el juicio se quería evitar protestar, pero él debe seguir haciéndolo por sus hijos, al "igual que el resto de presos políticos" y se declaró animando a la "movilización permanente", como le había acusado la fiscalía. "El problema de nuestra sociedad no es la desobediencia civil, sino la obediencia civil". Como ejemplo puso que Cataluña, "una de las regiones más ricas de Europa haya 1 de cada cuatro personas en riesgo de exclusión social".

En su opinión, se trata de "buscar enemigos" y de "miedo a escuchar mejor a la gente", porque con él "difícilmente podremos entendernos y resolver este conflicto, que es un conflicto político". "Me comprometo a no permitir que nos enfrenten como pueblos hermanos", señaló justo antes de criticar al Rey y recordar las imágenes de "brutalidad policial".

"Me niego a vivir sin esperanza y a deshumanizar mi vida y que mi modo de sentir se tenga que hacer ahora con enemigos, porque yo no odio a nadie. Ni reproches a nadie. Hay un tiempo de deshumanizar el movimiento independentista catalán y es una opción legítima que merece todo el respeto. De su sentencia lo que estoy convencido es que vamos a sacar todo una lección, que es la lucha en el siglo XXI a no renunciar a que su país pueda decidir su futuro. Vamos a seguir luchando para decidir nuestro futuro, porque si la violencia policial no pudo hacerlo, alguien se cree que una sentencia va a hacer que los catalanes no decidamos nuestro futuro", concluyó.

VILA: HACER UN VALOR DE LA DIVERSIDAD

Santi Vila apeló a que siempre actuó de "buena fe y respetando la legalidad". "Siempre comprometí mi actuación como político a la Constitución del 78 que definió España como nación de naciones", señaló antes de decir que por ello ha recibido también sus "hachazos". "España debe hacer de su diversidad nacional un valor y no un problema, como se había conseguido hasta fechas recientes", dijo.

El 'exconseller' señaló que el acuerdo estuvo a punto durante meses y no se consiguió, como le dijo una ministra, porque "no se habían dado las condiciones de confianza de una democracia madura", como debía haber sido la española. "Dimití, no porque temiera que mis compañeros de Gobierno fueran a cometer una ilegalidad. Dimití frustrado porque el presidente Carles Puigdemont no estaba en condiciones de convocar elecciones ajustadas a derecho", explicó.

Aseguró que "en ningún caso estaba escrito que las cosas terminaran como terminaron. ¿Qué habría pasado si se hubieran convocado elecciones, si muchos nos fuimos a dormir pensando que se iban a hacer? ¿Por qué no se impugnó el programa electoral de 2015? Porque en aquel momento las personas dialogantes, pactistas, que las había en Barcelona y en Madrid, quería dar una enesima oportunidad al diálogo. Sería un anacronismo que se creyera que sabíamos a donde queríamos llegar para llegar hasta aquí".

Se distinguió de sus compañeros en su defensa de la democracia española. "Siempre he combatido la leyenda negra. Estamos en una encrucijada que puede entroncar con la peor de nuestras tradiciones o con la mejor de nuestras tradiciones. Espero que formen parte solución política. Tenga confianza en la justicia y en este tribunal", sentenció.