Uno a uno todos los exconsejeros en prisión han formalizado ante la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional sus respectivos recursos para tratar de recobrar la libertad. Los escritos se dividen en dos grupos: los de los consejeros del PDECat y los de ERC. Mientras los primeros acatan explícitamente el artículo 155 de la Constitución, a los segundos les cuesta más. El caso más sintomático es el del exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras, quien rehúsa decir expresamente que acata el 155, pero lo hace en la práctica al exponer que cuando compareció ante la jueza Carmen Lamela ya lo hizo como «exconsejero» y con el Parlament disuelto.

Teniendo muy presente lo ocurrido en el Tribunal Supremo con la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, y demás miembros de la Mesa, que quedaron en libertad tras abonar las correspondientes fianzas, los exconsejeros procuran ahora plantear ante la Audiencia Nacional argumentos similares para tratar de ser excarcelados. En el alto tribunal todos expresaron su acatamiento al 155, varios llegaron a renunciar a las vías unilaterales y, por ejemplo, Forcadell se centró en explicar el carácter «simbólico y jurídico» de la declaración unilateral de independencia, negándole validez jurídica. Mientras, los exconsellers, con la única excepción de Santi Vila, se limitaron a contestar a un par de preguntas de sus abogados.

Junqueras, en su caso, se remitió a la documentación de la Intervención General para negar que se hubieran empleado en el referéndum ilegal los 6,2 millones de euros, que se les reclama como fianza de responsabilidad civil, así como haber participado en cualquier acto violento. «Violencia, nunca, jamás, por muchas razones. Soy creyente. Mis convicciones me alejan y me impiden cualquier acto violento de cualquier forma», señaló ante la magistrada según los audios de la declaración.

También lamenta el poco tiempo que había tenido para elaborar su defensa al ser festivo el 1 de noviembre y tener que «preparar el viaje a Madrid» para responder al día siguiente a la acusación de rebelión, sedición y malversación presentada contra él y los otros 13 exmiembros del Govern por la fiscalía, aunque el expresidente Carles Puigdemont y otros cuatro consejeros se habían fugado a Bélgica. En su recurso, Joaquim Forn precisamente niega el riesgo de fuga señalando que él fue de Bruselas a Madrid al ser citado.

Junqueras resalta en su escrito que tanto él como sus compañeros de Gabinete comparecieron ante Lamela «ya como exconsejeros o exmiembros del Gobierno». Añade que «tras la aprobación de las resoluciones de aplicación del artículo 155 se ha procedido en Cataluña a la disolución del Parlamento con el objetivo, que (él mismo) comparte de participación en el proceso electoral fijado por el Gobierno de España».

Y niega la reiteración delictiva dado que el Govern «no se ha reunido desde el día de su cese, no se han adoptado acuerdos de Gobierno ni se han efectuado publicaciones en el boletín oficial que demuestren actos ejecutivos tras la sesión parlamentaria del día 27 de octubre», lo que en la práctica supone acatar el 155.

EVENTUALMENTE CANDIDATO / La impugnación, que habla del «valor estrictamente político» de la declaración de independencia, presenta a Junqueras como «representante político, líder político y eventualmente candidato en las próximas elecciones» y lamenta «el daño reputacional» que la prisión puede suponer para alguien así «en situación preelectoral». En este sentido, insiste en que los investigados «son candidatos potenciales a las elecciones y que si no estuvieran privados de libertad tendrían una participación muy activa en la campaña electoral». Por eso su permanencia en prisión «lesiona irremediablemente su derecho a la participación política y el del conjunto de la ciudadanía a la representación política».

En el otro grupo de recursos se encuentra el del exconseller de Interior Joaquim Forn, que afirma que el riesgo de reiteración delictiva «no depende de lo que diga un investigado, que no tiene ninguna obligación de decir verdad», en referencia a lo ocurrido con la Mesa del Parlament. Él demostró su acatamiento al 155 al acudir al despacho, reunir a todo el personal y despedirse de él.