El Gobierno está convencido de que el ‘procés’ está tras la caída en la reputación internacional de España y de que los líderes independentistas impusieron su relato en el exterior especialmente en el último año de mandato de Mariano Rajoy. Ahora, el gabinete de Pedro Sánchez, está determinado a demostrar que España es una de las democracias más respetadas del mundo y a barrer la percepción que dejaron las cargas policiales del 1-O. Para hacerlo transforma la Marca España y la dota de presupuesto y rango: Irene Lozano, exdiputada de UPD y el PSOE está al frente de la recién creada secretaría de Estado de la España Global.

Dice el Gobierno que el ‘procés’ es un lastre para la imagen de España en el exterior y que hay que combatir esa percepción. ¿Ha dañado realmente el independentismo la reputación internacional del país?

Sí, lo revelan los estudios por ejemplo de Reputation Institute. Hemos bajado en la valoración de calidad institucional y también en términos de seguridad, esto último algo en lo que también influyó sin duda el atentado de Barcelona. Tanto en los apartados de visitar como invertir, que se miden en ese estudio, se te quitan un poquito las ganas. Pero es así, el ‘procés’ ha dañado la reputación de España.

¿Han conseguido los independentistas que cuaje la imagen de la España negra como un Estado represor?

Quizá tanto no. Ellos quizá buscaban eso, pero creo que entre la gente bien informada no han conseguido conectar con la idea de dictadura ni con leyenda negra. El problema es cuánta gente está bien informada. Se cruzan la posverdad, las ‘fakenews’. ¿Qué ocurrió? Que en aquellos meses se contaron cosas sobre España y sobre nuestra calidad institucional que no eran verdad. Lo que tenemos que hacer es llegar también a la gente menos informada, con el mensaje real, que es que la calidad institucional de España según el índice de The Economist nos pone en el puesto 19 de 193 país.

¿El independentismo ha comunicado mejor?

Eso ya es una verdad compartida. Lo comparte todo el mundo, el independentismo ha comunicado mejor. Necesitamos crear un relato de España, una nueva narrativa de España de cara al exterior que nos presente como lo que realmente somos. Ahora lo que nos pasa que en algunos países nos dan muy buena reputación, como en Estados Unidos, que nos dan un 7,5 sobre 10, pero solo respecto al turismo, el sol, la playa, buena comida…y eso no se corresponde con la realidad. La reputación es una cuestión de percepción. La paradoja de España es que la calidad que tenemos es mucho más variada de la que perciben. Tenemos científicos punteros, la tercera sanidad más puntera del mundo. Vamos a contar bien lo que somos.

¿Qué errores se han cometido?

Nos han faltado reflejos para darnos cuenta de la importancia de la gestión reputacional. Lo que el Gobierno ahora trata de hacer creando esta Secretaría de Estado es decir que somos conscientes de la importancia, porque cada punto de más en reputación se traduce en mayor inversión y más visitas de turistas, y a efectos internos en más autoestima de los ciudadanos.

¿Es remontable la reputación de España con el conflicto catalán abierto y el juicio del ‘procés’ a las puertas?

Sin duda, sí. Tenemos calidad democrática en puesto 19, calidad institucional equivalente. tenemos un poder judicial que cuando hay gente que comete delitos los juzga. Lo que vamos a ver es que las instituciones funcionan. Lo que quizá hay que explicar fuera es que estos señores no son presos políticos. Mi abuelo fue un preso político por ser maestro en la República, yo sé bien lo que es un preso político. Mi abuelo estuvo siete años en la cárcel, no tuvo abogado, no supo de qué se le acusaba, eso es un preso político, no podía hacer declaraciones desde la cárcel pregonando sus ideas. Lo que hay que explicar es que las instituciones están funcionando y que la gente que comete delitos, va a la cárcel.

¿Cuál es su objetivo fundamental?

Vamos a montar una ‘start up’ diplomática para mejorar la reputación de España en el exterior, porque queremos que sea una organización muy rápida que reaccione, que sea ágil para dar respuesta a los problemas que surjan de reputación rápidamente, que sea flexible y adaptable a lo que vaya pasando.

¿Cómo se aterriza eso en un plan concreto?

Hay dos estrategias claras. Una estructural para contar más cosas sobre España además de ‘todo bajo el sol’. Y coyunturalmente incidir en la calidad democrática de España, porque hemos perdido reputación por la crisis política en Catalunya por una gestión deficiente de la reputación, no por una realidad.

¿A qué actores se dirige esta estrategia? ¿A quiénes tienen que persuadir?

Tenemos que hacer conscientes a todos los españoles que todos transmitimos reputación de España. Creo que eso es un ámbito nuevo de trabajo en el que incidir. De 47 millones de españoles, 3 están en el exterior, que cada día cuando van a una universidad a dar clase o diseñan un proyecto de ingeniería también están construyendo la reputación de España. Y queremos escucharles, que nos cuenten cómo creen que se percibe a España y coordinarles para que nos ayuden.

Pero parte importante de quienes están en el exterior es talento que ha tenido que emigrar porque en España no tenía un futuro. ¿Cómo van a promover ellos justamente de la reputación en España?

Indudablemente también queremos atraer inversores para que puedan volver y trabajar aquí. Pero los españoles que han salido es gente emprendedora con empuje con conocimientos. Indudablemente tiene una parte de desgarro pero también tiene una parte positiva para el país, porque es gente tan buena que los fichan fuera y que en algún momento va a volver, si quieren, y nos va a enriquecer como sociedad.

¿Y a quiénes confían que los españoles en el exterior persuadan?

Habrá que segmentar por países, probablemente, porque la percepción varía. Ahora mismo hay ciertas cosas que tenemos que poner énfasis en los países europeos y que en Latinoamérica son menos importantes.

¿La corrupción ha afectado más o menos que la crisis en Cataluña a la imagen de España?

Depende en qué países. No es lo mismo cómo interpretan la corrupción en Alemania que nuestros amigos iberoamericanos. De ahí la importancia de segmentar por países.