Dos semanas para que Pedro Sánchez intente ser investido presidente del Gobierno y las conversaciones con quien está llamado a ser su socio preferente, Pablo Iglesias, están en punto muerto. Desde Unidas Podemos insisten en que ni siquiera han empezado las negociaciones. Sánchez e Iglesias se han visto ya varias veces en la Moncloa y en el Congreso. Han intercambiado mensajes. Mañana se han citado de nuevo sin que, por el momento, cunda el optimismo. Hasta ahora el balance de los tú a tú se traduce en desavenencias. Los podemistas insisten en que ellos ya han movido fichas y han hecho cesiones. Algunas más de las que hasta ahora se conocían. Fuentes cercanas a la dirección morada explicaron a este diario que han hecho gestos para desbloquear el diálogo en pro, eso sí, de hacer posible un gobierno de coalición.

Resaltan que, entre otras cosas, propusieron recientemente a Sánchez firmar un documento dándole garantías de que «asumirían con lealtad el liderazgo del PSOE en materias como Cataluña o política exterior», una vez estuvieran dentro de su Consejo de Ministros. Con la sentencia del procés pendiente y en puertas de agitar la política catalana y española, la preocupación del líder socialista por la posición de Podemos con respecto al conflicto catalán es palpable. «Defienden la autodeterminación», recordó el presidente en funciones el pasado jueves en Tele 5, antes de subrayar que existen «discrepancias de fondo».

Expuso así uno de sus argumentos que cree clave para rechazar la entrada de los morados en el futuro Ejecutivo. Un temor que en el partido de Iglesias ven comprensible por lo que, según apuntan, consideraron prudente ofrecer un compromiso, incluso por escrito y rubricado, de respetar la senda argumental que se marque desde la jefatura del próximo Gobierno con respecto a Cataluña.

LOS PUESTOS / Otro de los escollos es el puesto que deben ocupar los podemistas en la Administración en los próximos tiempos. A este respecto, los morados insisten en que quieren ministerios y el PSOE, por su parte, en que lo único razonable es ofrecer a los de Iglesias puestos periféricos del Ejecutivo o la posibilidad de designar independientes de su agrado. En todo caso varios portavoces de Podemos, entre ellos la número dos, Irene Montero, han afirmado públicamente que no es momento de hablar de los «sillones grandes o pequeños», sino de otras cuestiones.

Fuentes consultadas por este diario recalcan que su criterio es que la negociación de carteras debe ser el último punto a tratar en las conversaciones con Sánchez. Su objetivo, según puntualizan, es acordar en primer lugar qué «competencias» podrían ser suyas en el futuro Gobierno y el presupuesto. De esta forma, añaden, se garantizaría la ejecución del acuerdo programático que negocien con los socialistas. Una vez superada esa fase sería el momento de analizar en qué carteras ministeriales tendrían encaje dichas competencias.

Para los morados, el haber transmitido ya al PSOE que en ningún caso ni ningún momento de las conversaciones entre ambas fuerzas políticas demandarán «ministerios de Estado» es otra cesión. A su juicio, el partido de Iglesias sería idóneo para hacerse con las riendas de «áreas como Memoria Histórica», tener la iniciativa en cuestiones como «inspecciones fiscales» o poder impulsar determinadas medidas ligados a la cartera de Trabajo, en lo que toca a la lucha contra la precariedad. Se incluye en esta lista cuestiones que atañen al diseño de la política cultural y la transición ecológica.