Nuevo puñetazo sobre la mesa de Pablo Iglesias. El secretario general saca otro as de la manga para atar el control sobre el partido. En un momento de debilidad en las encuestas de su formación y de su propio liderazgo frente a unos barones llamados a capitanear el horizonte electoral del 2019, el secretario general convoca a las bases a un referéndum para que apoyen su tesis y sepulten la de los líderes territoriales.

A saber: Iglesias quiere concurrir a los comicios europeos, autonómicos y locales con alguna marca que incluya el nombre Podemos. Abandona, eso sí la denominación de su coalición con IU, Unidos Podemos, como adelantó este diario en enero. Consciente de que los barones trataban de negociar el nombre electoral en cada autonomía, les frenó en seco, consciente de que esa negociación hubiese implicado poder creciente para ellos ante un liderazgo estatal en declive.

¿Cómo? Con el método que le ha resultado ganador en los últimos dos años. Convoca un referéndum para que los militantes ratifiquen o no su propuesta. Nunca ha perdido una consulta así. Si gana porque las plantea como plebiscito, porque las bases le apoyan o por torpeza de quienes defienden otras opciones, es opinable, como también que concurran todos estos elementos.

En la práctica, la cúpula (Consejo Ciudadano Estatal) -de mayoría pablista- ratificó preguntar: «¿Apoyas que Podemos se presente a las próximas elecciones [europeas, municipales, autonómicas] en coalición con las fuerzas políticas aliadas del espacio del cambio y con la palabra Podemos (en los idiomas que corresponda) formando parte del nombre de la candidatura?».

«El nombre de Podemos debe estar visible en todos los procesos electorales», defendió Iglesias. De poco sirvió la intervención de la secretaria general en Andalucía, Teresa Rodríguez, quien pidió al líder que negocie. Iglesias defendió también que Podemos revalide su coalición con IU, aunque no quiso revelar qué nombre está negociando.