La celebración de la Pascua Militar se concibió este año, sobre todo, como un homenaje a la figura de Juan Carlos I por su papel durante la Transición. El monarca emérito cumplió 80 años el viernes y por primera vez desde su abdicación, en 2014, los cuatro reyes estuvieron presentes en la ceremonia del Palacio Real que inaugura el año castrense. Todas las miradas estuvieron puestas en el exjefe del Estado, especialmente tras su sonada ausencia en los actos para conmemorar el 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas, en el Congreso, a los que no fue invitado.

Felipe y Juan Carlos habían estado juntos en otros actos oficiales posteriormente, pero este cobró especial significado porque constituía un claro desagravio y el reconocimiento a la trayectoria del Rey emérito y a su labor en la llegada de la democracia. Era un homenaje en una fecha significativa en lo personal, tras unos años aciagos en la que la buena imagen del juancarlismo se vio ensombrecida por la cacería de elefantes en Botsuana, su relación con Corinna Zu Sayn-Wittgenstein y el caso Nóos.

Era Día de Reyes, pero la lluvia no perdonó en Madrid y obligó a suspender la parada militar prevista en el patio de armas. Dentro, en el salón Gasparini, Felipe VI, Juan Carlos I y las reinas Letizia y Sofía saludaron a la cúpula de Defensa, las comisiones de los ejércitos (Tierra, Armada y Aire) y a las órdenes militares.

El monarca vestía traje de gala de la Armada. El Rey emérito, uniforme del ejército de Tierra, apoyado en su bastón y con evidentes dificultades de estabilidad. La reina Letizia eligió un vestido azul noche de terciopelo y Sofía, uno largo con estampados en rosa y dorado, abanico en mano a pesar de que las temperaturas en la capital están desplomadas.

Tras ellos, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, y el titular de Interior, Juan Ignacio Zoido.

Ya en el salón del trono, donde les esperaban los 150 invitados, el Rey y Cospedal pronunciaron sus discursos. Felipe VI alabó el ejemplo de lealtad democrática de su padre, que no hizo alocución. Felicitó también por adelantado a su madre, la reina Sofía, que también cumplirá 80 años en 2018. Ella sonrió cómplice a su hijo y siguió jugando con el abanico entre los dedos. Fuera seguía lloviendo.