Tanto el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, como la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, se afanaron ayer en intentar transmitir a la opinión pública dos ideas: que el comunicado que emitió la noche del jueves la Moncloa alabando a Marruecos no encierra ninguna concesión y que la posición española en torno al conflicto del Sáhara Occidental no ha variado ni un ápice pese a la crisis derivada de la huelga de hambre de Aminetu Haidar. La ejecutiva del PSOE se pronunció también en ese mismo sentido.

Esta estrategia ha sido diseñada para hacer frente a las críticas que, desde ayer, reciben por parte de la oposición por haber ocultado, más de 30 días, que Marruecos comunicó de antemano a Moratinos que pensaba expulsar a Haidar hacia España. Tampoco ha gustado esa "constatación", incluida en una declaración negociada con el país vecino, de que la ley marroquí es la que rige en el Sáhara.

LA IZQUIERDA, INDIGNADA Ese "gesto" hacia Marruecos buscaba facilitar el retorno de Haidar, según admiten fuentes gubernamentales, aunque De la Vega trató ayer de restar importancia al asunto. De hecho, la vicepresidenta inició su comparecencia tras el Consejo de Ministros afirmando que el Ejecutivo "ha sido, es y será" favorable al derecho de autodeterminación del Sáhara, en el marco de las resoluciones de la ONU. Pero las referencias de De la Vega, desde Madrid, y de Moratinos, desde Bruselas, al derecho de autodeterminación de los saharauis no lograron calmar todos los ánimos. Así, el PP acusó al Gobierno de haber cambiado la tradicional posición española ante el conflicto con tal de que Marruecos, tras 32 días de huelga de hambre de la activista, permitiera su regreso.

Desde la izquierda, ERC e IU-ICV mostraron su indignación por el reconocimiento explícito de la ley marroquí sobre la colonia saharaui. Republicanos e IU lo consideran una "cesión intolerable" hacia Marruecos, además de un ejercicio de "seguidismo" respecto a la posición de Francia.

Por su lado, el Frente Polisario arremetió contra España y Francia por haber usado su conflicto como "moneda de cambio". Tras conocer los comunicados, Haidar reaccionó con ira contra el Gobierno español. "Siempre han apoyado a Marruecos", lamentó.

Respecto a las críticas al Ejecutivo por no haber explicado que Marruecos advirtió a Moratinos sobre su intención de expulsar a Haidar, Zapatero tachó de "ridículas y absurdas" las acusaciones y aseguró que su ministro ha actuado con "responsabilidad y sinceridad". El propio Moratinos zanjó: "El Gobierno no tiene que arrepentirse de nada".