El buen tono se adueñó ayer del Congreso de los Diputados después de semanas de crispación por la pandemia del coronavirus. Los cuatro grupos en los que se dividió la comisión de reconstrucción para diseñar la España post-pandemia (sanidad, Unión Europea, políticas sociales y economía) debatieron las conclusiones y las enmiendas de los parlamentarios. Tras las votaciones, se pudo ver cómo se ha afianzado el pacto entre el PSOE y Podemos con el PP y Ciudadanos en sanidad y Unión Europea. Son acuerdos muy genéricos, pero acuerdos al fin y al cabo.

Esa sintonía transversal no se vio, en cambio, en economía y políticas sociales, grupos en los que, lamentaron los populares, tanto los socialistas como los morados están aprovechando para volcar su «programa político». El ejemplo más paradigmático, se quejó el líder del PP, Pablo Casado, es que los partidos del Gobierno excluyan a la escuela concertada de las ayudas del plan de recuperación. Según los socialistas, esa iniciativa busca «la igualdad de oportunidades» para las rentas más bajas.

Respecto a las políticas de la UE, el PSOE, Podemos, el PP y Ciudadanos alcanzaron «un principio de acuerdo», según anunció el diputado popular Mario Garcés y adelantó este diario el martes. Garcés destacó el «talante» de los grupos para buscar el entendimiento y aplaudió que «la izquierda» haya girado «un poco al centro». En el documento de conclusiones, que solo obtuvo el voto en contra del PNV, se llegaron a incorporar hasta nueve enmiendas pactadas previamente por el PSOE, el PP y Cs. Aun así, los conservadores terminaron absteniéndose.

DÍAS POR DELANTE / El partido de Casado hizo lo mismo en el de Sanidad, pese a su voluntad de llegar a un acuerdo. El texto defiende la creación de una Agencia de Salud Pública que coordine el sistema de salud y la constitución de un grupo de reserva de personal sanitario, pensado para ser movilizado ante el riesgo de colapso hospitalario. Pero el PP aspira a avanzar más en el entendimiento en los próximos días, de ahí su abstención.

El tiempo de negociar aún no ha terminado. Lo que se aprobó ayer es solo un primer tanteo. Las conclusiones podrán ser alteradas primero mañana, cuando las aprobará la comisión propiamente dicha, y también en la segunda mitad de julio, cuando las votará el pleno del Congreso.

«Los ciudadanos esperan trabajo, entendimiento y soluciones. Es solo un primer acercamiento», dijo el secretario general del grupo socialista, Rafael Simancas, que el día anterior se reunió con Ana Pastor, la negociadora principal del PP.

Simancas dejó claro que lo que se ha aprobado no es un programa de gobierno ni tampoco un embrión de los Presupuestos, proyectos donde las posibilidades de alcanzar un consenso son mucho menores, al tener que ir a lo concreto. «Estamos hablando de las bases sobre las que queremos reconstruir este país, y estas bases tienen que ser muy generales, amplias y transversales, para que sean susceptibles de grandes consensos», argumentó.

LOS PRESUPUESTOS / Frente al realismo de Simancas, Pedro Sánchez hizo un llamamiento para trasladar ese espíritu constructivo a la negociación de los Presupuestos del 2021. En el acto de reapertura de la frontera entre España y Portugal, el presidente del Gobierno dijo que espera que las fuerzas políticas aborden con la misma actitud las cuentas, porque esta crisis requiere de la «unidad de todos». «Siempre he dicho que teníamos un enemigo común y el propósito de reconstrucción y de preservación del trabajo», afirmó, antes de aplaudir «la voluntad de todas las formaciones de llegar a acuerdos».

Pero algo así, dejó claro ERC, es imposible. Los puentes entre el PSOE y el PP volvieron a provocar malestar entre los republicanos. El diputado Joan Josep Nuet cargó contra la inclusión del pacto de estabilidad, un acuerdo comunitario ahora suspendido por el coronavirus que establece límites en el déficit y la deuda, en las conclusiones de la comisión sobre la UE.