El pulso contra el Estado de baja intensidad pero constante con el que el independentismo está afrontando los últimos meses tendrá un pico de crispación el próximo 17 de agosto, durante el homenaje a las víctimas de los atentados terroristas del año pasado. Los soberanistas, empezando por el presidente de la Generalitat, buscan hacer saber al Rey que no será bien recibido y ya preparan protestas. Pero el Gobierno y todos los partidos de ámbito español, desde el PP hasta Podemos, han defendido la pertinencia del gesto del Monarca.

El otoño político catalán vuelve a presentarse caliente, y tanto el entorno del expresident Carles Puigdemont como el activismo encarnado entre otros por los Comités de Defensa de la República (CDR) y las asociaciones ANC y Òmnium ven en la visita una oportunidad para exhibir su reivindicaciones. El discurso del Rey del pasado 3 de octubre, en el que no se refirió a los lesionados durante las cargas policiales del referéndum, sigue escociendo, y utilizarán el día previo al aniversario de los atentados de Barcelona y Cambrils para reivindicar la libertad de los presos independentistas.

Ante esta situación, el Gobierno avisó ayer de que el gran acto de homenaje a las víctimas, que se celebrará el 17 de agosto en la plaza Cataluña de la ciudad condal, no puede quedar sepultado por polémicas políticas. La ministra de Política Territorial, Meritxell Batet, dijo que los independentistas «no pueden hacer política partidista con el terrorismo ni con el jefe del Estado», por lo que «harían bien en dejar ese tema al margen».

Pero parece complicado que se cumplan sus deseos. El propio Quim Torra ya subrayó hace unos días que la Generalitat no había invitado al Rey al acto, y que, pese a que compartirá espacio durante el homenaje tanto con Felipe VI como con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mantiene su intención de no acudir a ningún acto organizado por el Monarca.

El PP da por hecho que durante el aniversario de los atentados se producirán escenas similares a las que ya se vivieron el año pasado en la manifestación de repulsa que se convocó pocos días después de los ataques. «Por desgracia se repetirán los gritos y pitadas al Rey», auguró Dolors Montserrat.

La portavoz de los populares calificó también de «vergüenza» lo ocurrido hace un año, cuando «los partidos independentistas politizaron» la manifestación y exhibieron pancartas y lanzaron consignas contra la presencia del Rey en Barcelona. En opinión de Montserrat, Felipe VI «es el Rey de todos y será bienvenido siempre en Catalulña».

Podemos y Ciudadanos también están a favor de que el Rey esté en el homenaje. El portavoz de la formación morada en el Senado, Ramón Espinar, dijo que «mientras sea jefe del Estado, tiene que acudir» a este tipo de actos, y que «Torra se vuelve a equivocar» si lo utiliza para la confrontación política.

La líder de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Barcelona, Carina Mejías, también dijo que le parece «muy bien» que el Monarca asista al homenaje, y criticó la «falta de respeto» que algunos demuestran al «intentar apropiarse» de esos actos para «politizarlos y utilizarlos en beneficio de sus intereses».