El Gobierno salió ayer en tromba a culpar al independentismo de que Barcelona se haya quedado sin el jugoso pastel que supone la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés). Varios ministros, entre ellos la vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría, aseveraron que el referéndum y la Declaración Unilateral de Independencia jugaron en contra de la candidatura y lograron que la aspirada entidad comunitaria se traslade a Ámsterdam cuando, a finales de marzo del 2019, el Reino Unido abandone la UE.

La número dos del Ejecutivo aseveró que el Govern cesado, especialmente «el exconseller de Sanidad fugado, Toni Comín, y el expresident Puigdemont, que se dedica en Bruselas a convocar actos contra la UE» han sido «los verdaderos causantes del daño inmenso que se ha hecho a Cataluña». En la sesión de control al Ejecutivo, usó el batacazo barcelonés para afirmar que los partidos independentistas son «los partidos más anticatalanes». «Ahí está la factura y la fractura que están dejando en Cataluña», concluyó.

La alcaldesa Ada Colau hizo un llamamiento a aprovechar el trabajo conjunto llevado a cabo para la candidatura para fijar objetivos «menos ambiciosos» que potencien la fortaleza de Barcelona en el ámbito científico. En declaraciones a TV-3, Colau explicó que desde antes del 1-O sabían que la inestabilidad política no estaba ayudando.

Desda la CUP como desde el PDECat culparon del tema a la represión policial y judicial ejercida contra el soberanismo.