"No perdamos mucho tiempo en lo de la investidura porque ya sabes que ni apoyar ni abstención". Con una frase parecida a esta despachó Albert Rivera, hace unos días, las intenciones del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, de solicitarle que cambiara de opinión y estudiase la posibilidad de avalar a su Ejecutivo la próxima legislatura, por activa o por pasiva o en el formato que considerase más oportuno. Según explicaron a este periódico fuentes conocedoras de la conversación que ambos mantuvieron recientemente en La Moncloa, Rivera cerró la puerta a cualquier entendimiento en el corto plazo con los socialistas, pero no a pactos de Estado en el futuro o alguna cooperación puntual en el marco parlamentario. Así las cosas, Rivera comentó con Sánchez cuestiones como el reparto de poder en la Unión Europea o las posibilidades de un empeoramiento de la economía, dejando a un lado el verdadero motivo de la cita: la inminente investidura encargada por el Rey al líder del PSOE.

Han pasado los días en el calendario y el 'no' de Rivera a Sánchez se ha mantenido, mientras se han ido haciendo públicos sus numerosos pactos con el PP, apoyados por Vox, en infinidad de administraciones. Es más: ha trascendido que hace una semana el jefe del Ejecutivo en funciones intentó verse de nuevo con el jefe de Cs "de forma discreta". Sin éxito. El líder naranja se negó, alegando que no tenía nada más que decir y animando al secretario general de los socialistas a "construir" una mayoría parlamentaria cuanto antes, con aquellos que le dieron su aval en la moción de censura. Sí, incluidos los independentistas catalanes (para después arremeter contra esos acuerdos desde la oposición, claro).

De poco han servido las innumerables llamadas que el jefe de Cs está recibiendo de personalidades del mundo económico, político y social en estos días para que reflexione. Los reproches de sus socios liberales europeos, incluido el del francés Emmanuel Macron (que ha hecho daño, por más que Rivera intentase taparlo) tampoco parecen hacer efecto. Ni las críticas sin anestesia de fundadores del partido como Francesc de Carreras o el descuelgue de su fichaje estrella, Manuel Valls, como candidato en Barcelona, horrorizado por el acercamiento a los ultras. Pero la resistencia que exhibe el presidente no la tienen las costuras de una organización que nació con vocación de centro, no de derechizarse a toda velocidad, y ha llegado un goteo de dimisiones: este lunes se conoció la marcha de Toni RoldánToni Roldán, el portavoz económico de Ciudadanos; la de Javier Nart, que abandona la Ejecutiva y el adiós de Juan Vázquez, candidato en Asturias y diputado regional. La salida de Roldán recibió el guiño en la redes de Garcicano y de Francisco Igea desde Castilla y León.

La decisión de todos ellos se sustenta en una misma idea expresada con distintas palabras y gestos, esto es, la que entraña que su adhesión a Cs significa el compromiso con un partido centrista y liberal que se aferraba al color naranja y no al "azul" , que pretendía ser fundamental en España para que el eterno enfrentamiento entre PSOE y PP; PP y PSOE evitase que vieran la luz políticas y medidas que podían trascender al bipartidismo. "Vinimos a superar la dinámica entre rojos y azules y nos hemos convertido en azules", "no me voy porque yo haya cambiado, sino porque Cs ha cambiado"; "de un tiempo a esta parte la dirección ha tomado una estrategia que no puedo compartir. Lo he dicho cada lunes. No he tenido éxito. Los costes para España de la dirección elegida por Ciudadanos son demasiado altos", llegó a decir Roldán en una rueda de prensa en el Congreso, con la que confirmó su salida de una formación en la que ha dejado de creer, especialmente tras negarse a buscar "estabilidad" para un futuro Gobierno. Nart, por su lado, reclamó a la Ejecutiva este mismo lunes junto a Luis Garicano que se revisase la estrategia de cordón sanitario a Sánchez. Se votó. El asunto terminó con 24 votos a favor, cuatro en contra, tres abstenciones... y la despedida del propio Nart. Ya por la tarde se conoció que Juan Vázquez, en Asturias, hacía lo propio.

Arrimadas defiende la posición

Fue la número dos y portavoz de la organización, Inés Arrimadas, quien se encargó de hacer frente a la prensa tras saberse que Roldán se marchaba. Cuando salió a hablar con los periodistas ella sabía también que Nart tiraba asimismo la toalla, pero nada mencionó al respecto. Se limitó a defender el camino que transita la cúpula naranja de dar la espalda a Sánchez y hacer posibles pactos de derecha allá donde les han dado los números. Según recordó, esa posición fue adoptada por "unanimidad" en una reunión previa a las elecciones generales en la que participó el que hasta ahora era su portavoz económico, apoyando esa postura. "Fuimos a las urnas con ese 'no' a Sánchez y un 'sí' a España para formar un Gobierno sensato, reformista y liberal y con ese plantamiento logramos un crecimiento exponencial [...]. Seguiremos siendo la alternativa al sanchismo y al bipartidismo caduco", enfatizó.

Arrimadas aprovechó la ocasión para cargar contra los socialistas y sus "casi 100 pactos de la infamia" en Cataluña, gobernando ayuntamientos" con el partido de Quim Torra" y ERC o el "sumun de la infamia" en Navarra, como ha calificado el pacto con Geroa Bai por el que la formación nacionalista preside el Parlamento de Navarra, donde Bildu ha entrado en la Mesa con una secretaría. Frente a eso, continuó, están los acuerdos que va cerrando Cs "moderados, liberales, liderados desde el centro y con medidas de regeneración democráticas que tanto hacen falta", apostilló. De Vox, necesario para que sus acuerdos con el PP salgan adelante en muchas administraciones, ni una palabra. De que alguno de sus candidatos, como en Palencia, hayan firmado documentos junto a los ultras, tampoco.

La sombra de Garicano

La de Roldán no es una baja cualquiera, ya que formaba parte de la ejecutiva y de su núcleo permanente desde principios de 2017. Dos años antes, este político se había incorporado al equipo de Cs en 2015 de la mano de Garicano, una de las voces más críticas frente a los acuerdos entre el PP y Vox en autonomías como Andalucía. Así, su trayectoria ha estado ligada a la del eurodiputado, responsable de Economía y Empleo de Ciudadanos. Ambos, que se conocieron en la London School of Economics en 2012 y mantienen una estrecha relación desde entonces, ya se desmarcaron de la dirección cuando apoyaron en las primarias autonómicas del partido en Castilla y León a Francisco Igea frente a la candidata auspiciada por Rivera y José Manuel Villegas, la exconsejera y exdirigente del PP Silvia Clemente. Precisamente, Garicano ha afirmado sentirse "muy triste" tras la renuncia. De igual modo, Igea ha cambiado la foto de su Twitter para mostrar una imagen con Roldán.

Roldán también ha sido uno de los impulsores del programa de economía y empleo del partido y ha defendido el contrato único, además de tener un papel muy relevante en la comisión de investigación de la crisis financiera. Tras la salida de Roldán -adelantada por 'Crónica Global', la exportavoz en el Ayuntamiento de Barcelona Carina Mejías podrá ocupar su escaño. El 28-A, Cs obtuvo cuatro escaños por Barcelona (Arrimadas, Roldán, Fernando de Páramo y José María Espejo-Saavedra) lograron entrar en el hemiciclo, mientras que Mejías quedó fuera.

Roldán no estaba cómodo con ese giro a la derecha. De hecho, sus padres estuvieron vinculados en los años 80 al PSOE de Felipe González. Su progenitor -Santiago Roldán Curri, ya fallecido- fue uno de los fundadores del PSC y economista de referencia de González, mientras que la madre -María Antònia Monés- llegó a dirigir el departamento de Economía del Gabinete de Presidencia con este presidente.