La falta de una escalera adecuada hizo que los Reyes de España esperaran una hora dentro del Airbus 310 antes de pisar el suelo de Buenos Aires. El sorpresivo contratiempo, objeto de mofas por parte de la prensa argentina, no restó a la visita ni un ápice del significado que le atribuyen los anfitriones. El ministro de Exteriores argentino, Jorge Faurie, fue el primero en transmitir, al lado de su colega español, Josep Borrell, el entusiasmo que despierta en su Gobierno la llegada de Felipe VI y Letizia. Ese alborozo se repitió en la sede presidencial, cuando los monarcas fueron recibidos por Mauricio Macri y su esposa, Juliana Awada. Durante las primeras conversaciones, se destacó la importancia de la relación estratégica entre Buenos Aires y Madrid.

Los Reyes iniciaron su agenda oficial con una ofrenda floral ante el monumento al general San Martín, muy cerca de la sede del Ejecutivo argentino, donde fueron recibidos con los honores de una guardia militar. Felipe VI agradeció a Macri el recibimiento y aseguró que, para un español, viajar a este país supone algo muy especial porque es la primera vez que lo hacen como reyes. «¡Nos unen tantas cosas!», subrayó. Luego recordó que Argentina es el país en el que más españoles viven fuera de España y que ahí viven muchos argentinos «que se sienten también como en casa».

El presidente consideró la presencia de los Reyes una muestra de afecto y, a la vez, de respaldo al «momento de cambio» que está viviendo su país. Macri dijo que se trata de «transformaciones profundas que cuestan y que requieren esfuerzo». A pocas manzanas de la Casa Rosada, se informaba oficialmente de que en el último año 1,9 millones de argentinos han caído en la pobreza, que alcanza al 31,3% de la población. Felipe VI trasladó a Macri el total apoyo de España a las reformas iniciadas.