El PP decidió utilizar la mayoría absoluta que disfruta en el Senado para mantener la convocatoria de un pleno al que sabía que no asistiría el ponente principal, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, porque ya tenía cerrada su participación en el Foro Económico de Davos. La sesión, de apenas una hora y media de duración, se convirtió en una ristra de reproches de todos los grupos contra los populares y, en especial, contra su portavoz, Ignacio Cosidó, que lleva semanas en la picota por la investigación judicial sobre su actuación como director general de la Policía en la supuesta guerra sucia del Gobierno de Mariano Rajoy.

La oposición desdeñó el empeño del PP por convocar el pleno, en el que quería que Sánchez explicara la reunión que mantuvo en diciembre con el president, Quim Torra. Los populares aprovecharon otra vez su mayoría absoluta e interpretaron que el reglamento de la Cámara, pese a la ausencia del jefe del Ejecutivo, permitía que la sesión se celebrara y decidieron que los portavoces tomaran la palabra por un espacio de 10 minutos.

EL COSTE ECONÓMICO / Los miembros de ERC abandonaron el hemiciclo para mostrar su desacuerdo porque el PP insistiera en celebrar la sesión y no se quedaron a escuchar a nadie. El resto de la oposición calificó de «paripé», «circo», «esperpento» la sesión. «Ustedes se han convertido en troles parlamentarios», acusó Jon Iñarritu (Bildu) a los populares. «Convocar un pleno a sabiendas que no iba a comparecer [Sánchez] es robar el dinero a los contribuyentes», denunció Carles Mulet, de Compromís, en referencia al coste de los viajes de los 266 senadores.

Mulet fue el segundo en tomar la palabra y el primero en cargar contra Cosidó. «Que suba el socio de [José Manuel] Villarejo y nos cuente lo que sabe. Demos utilidad a nuestro desplazamiento», retó el senador de Compromís. Otros portavoces, con Ander Gil (PSOE) a la cabeza, también aprovecharon para subrayar la implicación de Cosidó en la operación Kitchen, puesta en marcha para espiar al extesorero del PP Luis Bárcenas con el objetivo de robarle documentación que podía perjudicar al partido de Rajoy. La Dirección General de la Policía admitió en diciembre a la Audiencia Nacional que en esa operación participaron entre el 2013 y el 2015 funcionarios de varios departamentos, todos ellos bajo el mando último de Cosidó.

Cosidó tomó la palabra y los senadores del PSOE, PDECat, PNV, Compromís y Bildu se fueron para no escucharle. El portavoz popular se defendió diciendo que dará las explicaciones sobre la operación Kitchen que le reclamen.